La misma miasma, por Simón Boccanegra
La reacción del gobierno ante el acto de «los tres presidentes» era perfectamente previsible, si no en la modalidad que tomó, sí en su sentido general. Tamaña vara, como diría un aficionado a los toros, no la iban a perdonar quienes carecen de talante democrático. Un acto que en cualquier país democrático no tendría más consecuencias que un debate derivado de las palabras de Lagos, Cardoso y Felipe, en este país, gobernado no sólo por gente que difícilmente esconde su aversión a la democracia sino en general bastante mediocre, incapaz de asumir con naturalidad un debate de ideas, esa presencia la sacó de quicio.
La «respuesta» que se les ocurrió fue, como siempre, la represiva. Han revivido un amparo introducido ante el TSJ en 2005 por la Fiscalía contra un grupo de banqueros que previamente habían sido absueltos, a propósito del caso de los «créditos indexados», por la Corte de Apelaciones.¡Se trata, pues, de un recurso intentado hace siete años! y que el TSJ mantenía engavetado, probablemente conciente de que era improcedente.
¡Siete años después lo sacan de la nevera! Aunque el amparo se refería a 14 banqueros, es obvio que la intención de lo que hará el TSJ va dirigida particularmente contra Juan Carlos Escotet, de Banesco, y quien, como ya ha hecho en otras ocasiones con otros personajes como Gorbachov, por ejemplo, invitó esta vez a Lagos, Felipe y Cardoso.
Pretenden cobrarle «el atrevimiento» de contribuir a suscitar el debate de ideas, el cual, por cierto, Chávez se la pasa reclamando… de la boca para afuera. Pero, en lugar de polemizar con los ponentes, no teniendo nada que argüir han optado por los insultos y las descalificaciones y por la represión judicial. Nada nuevo bajo el sol.
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