La mujer más deseada que nunca existió, por Carlos M. Montenegro

En 1937, la revista LIFE proyectó en un reportaje de varias páginas a una belleza llamada Cynthia que pronto se convirtió en una deslumbrante celebridad, vestida por los creadores de moda más importantes, luciendo joyas de Tiffany y Cartier, tocada con sombreros diseñados por Lilly Daché, codeándose con importantes personajes y estrellas del teatro y del cine, hasta convertirse en uno de los rostros más notorios entre la alta sociedad, fotografiada por Alfred Eisenstaedt, llegando a tener su propia columna de periódico y un talk-show en radio sobre las tendencias de la moda.

La más mujer deseada, Revista LIFE
Cynthia tenía un belleza muy de los años treinta del siglo XX, brillaba como las grandes de Hollywood, Greta Garbo o Marlene Dietrich, con su tez pálida, cejas esculpidas, la nariz perfilada y los labios, siempre rojos, con el pelo castaño o rubio según la ocasión, se situaba cual “femme fatale” en el culmen de la moda. Todo era perfecto excepto un pequeñísimo detalle: Cynthia era maniquí, si, pero no como son las “top model”, esas jóvenes y elegantes mujeres que se contratan para posar en las revistas de papel couché y mostrar la ropa desfilando ante los clientes en las pasarelas.
Cynthia era de otra casta. Era de esos maniquís que se adquieren también para mostrar la ropa de grandes firmas, pero desde los escaparates o vitrinas exteriores en las mejores tiendas de moda de las grandes ciudades
La otra notable diferencia es que no era de carne y hueso: era de yeso…
Cynthia vivió una fantástica fábula que involucró desde la alta sociedad neoyorquina y londinense hasta el Gran Público de la época durante casi dos décadas. Un autentico fenómeno del entretenimiento al que incluso llegaron a involucrar en la investigación de un truculento asesinato.
La imagen del maniquí que fascina mirando el desfile callejero de las personas que al pasar se detienen para admirar su imperturbable elegancia, vestida siempre por los grandes de la haute couture o el pret a porter, con la mirada de una diva acostumbrada a ser deseada en su pedestal. El asunto, decía, ha sido tratado por escritores, pintores, fotógrafos y músicos. Joan M. Serrat por ejemplo, lo usó como Leitmotiv en la canción “De cartón piedra” en su álbum “Mi niñez” de 1970. O en la comedia romántica dirigida por Michael Gottlieb “Mannequín”* (Maniquí en castellano), nominada al Óscar 1987 cuya canción original “Nothing’s Gonna Stop Us Now” fue n°1 en las listas de EEUU y británicas de ese año.
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También a mediados de 2012, el diario español 20 Minutos informaba que Eddie Campbell, un hombre de 61 años, fue detenido por el Sheriff de Charleston, West Virginia, por robarse un maniquí de la que se había enamorado perdidamente. La substrajo de una tienda por departamentos y se fugó con ella hasta un parque cercano al barrio residencial de Malden para expresarle efusivamente su amor, algo que a los habitantes de la zona les pareció subido de tono y de inmediato avisaron a la policía. Pero si Campbell hubiera vivido en los años 30, seguramente habría enloquecido con Cynthia, el maniquí que se convirtió en el ser no viviente más famoso y deseado de su época.
Resulta que Saks Fifth Avenue, la cadena de almacenes de lujo más afamada de todo EEUU en aquellos años, le encargó a Lester Gaba, un escultor oriundo de Missouri, popular por su maestría en el diseño de figuras femeninas, fabricar un maniquí lo más parecido a una mujer de carne y hueso para exhibir sus atuendos en sus escaparates.
Gaba era el artista adecuado, pues hacía varios años que muchas importantes tiendas lucían sus modelos perfectos; hechos a base de jabón, los cuales poseían mucho estilo y rompían con todos los estereotipos creados hasta ese momento, las figuras hechas de cera, que eran muy pesadas y poco realistas, y al ponerlas en los aparadores frente al sol se degradaban las formas.
Estas figuras, denominadas «las chicas Gaba», eran difícil distinguirlas de una mujer real, de carne y hueso, pues al vestirlas elegantemente, en verdad simulaban a todas aquellas que pasean por las calles; curiosamente otro de los aciertos de Gaba fue no hacerlas perfectas solían tener pecas, lunares e incluso leves arrugas, que las humanizaban.
El gran éxito del escultor llegó con la creación de la «chica Gaba» para Saks, a la cual denominó «Cynthia»; El maniquí medía 1’55 m y tenía las proporciones propias de una mujer, cuyo peso rondaba entre los 45 y 50 kilogramos. Como modelo, Lester Gaba utilizó a una mujer cuyo nombre era Cynthia, de la que poco se sabe pues al parecer dejó su carrera como modelo para casarse con un millonario, que tal vez nunca supo que se casó con la Cynthia real.
Lester estaba tan satisfecho con su famoso trabajo, que decidió usar a Cynthia para promover aun más su carrera. La llevaba con él de paseo en su carro descapotable, dando la impresión a todos de tratarse de una mujer real. En las fiestas hubo hombres que caían en la trampa y se acercaban para observar mejor su belleza y tratar de entablar conversación con ella.
El maniquí se convirtió en todo un fenómeno. Cuando en 1937 la revista Life la llevó a su portada le siguieron muchas más, y un año más tarde, se convirtió en la figura de un programa radiofónico en donde hablaban sobre artistas de cine y moda. Gaba era la voz de su creación femenina.
Cynthia se había vuelto una figura pública y muy famosa. Saks le proporcionó una tarjeta de crédito para usar en su tienda, tuvo su propio palco en el Metropolitan Opera House; «escribía» una columna en un periódico, e incluso asistió a la boda de Wallis Simpson con el rey Eduardo VIII de Inglaterra.
En 1942, el ejército estadounidense reclutó a Gaba y lo enviaron al frente en Europa; Cynthia fue a vivir a casa de la madre de Lester, con una larga lista de cuidados para mantener en buen estado a la mujer que le catapultó a la fama. En una de sus visitas al salón de belleza, Cynthia resbaló del sillón, sufriendo severos daños. A Gaba se le permitió volver a casa para que trabajara en la reconstrucción de su modelo, el cual quedó perfecto, no dejando rastro del accidente.
Al término del conflicto bélico, Gaba trató de revivir la fama de Cynthia. Junto con unos amigos le hicieron ciertas modificaciones, a tal grado que el maniquí se convirtió en robot, todo con tal de aparecer en un programa de televisión. Su voz y movimientos eran poco naturales y eso no le gustó al público, por lo que el proyecto terminó siendo un gran fracaso.
Ante esto, Lester mandó guardar a Cynthia en el ático de una casa que tenía en Greenwich, se dedicó a ser columnista, a impartir clases en la Universidad de LIM y a diseñar desfiles de moda. Falleció en 1987 en la ciudad de Nueva York a los 87 años. En la actualidad se desconoce el paradero del maniquí.
* No dejen de ver este par de videos de la película Mannequin con el tema original “Nothing’s Gonna Stop Us Now”
https://www.youtube.com/watch?v=r7Ws_uMjtGQ /
https://www.youtube.com/watch?v=3wxyN3z9PL4