La organización del gobierno: el caso de Estados Unidos, por Marino J. González R.
Estados Unidos será la economía con mayor PIB per cápita entre las economías avanzadas (G7) hasta el año 2028 (de acuerdo con las últimas estimaciones del FMI). El monto del PIB per cápita se acercaría a los 70 mil dólares. Ningún otro país del G7 (los otros son: Japón, Alemania, Canadá, Francia, Italia, y Reino Unido) se acercará a los 60 mil dólares de PIB per cápita. El total de la producción de Estados Unidos representará en 2028 poco menos del 15% del total mundial.
Las dimensiones de la economía de Estados Unidos no se acompañan con éxitos en otros aspectos del desarrollo. De acuerdo con la última clasificación de la revista The Economist, correspondiente al año 2022, Estados Unidos es considerado como una «democracia defectuosa». Si se toma como referencia el Índice de Complejidad Económica (ICE) de la Universidad de Harvard, entre 2000 y 2021, Estados Unidos ha decrecido en diversidad productiva (al pasar del puesto 6 al puesto 14 en el período), distante de Japón y Alemania (los países del G7 con mayor ICE en 2021).
En los aspectos positivos, por ejemplo, en la protección de salud, indicador de referencia para las condiciones sociales, el gasto de bolsillo en los Estados Unidos es uno de los más bajos entre los países del G7.
Dada la relevancia económica y política de los Estados Unidos, con influencia en múltiples áreas de la escena internacional, la forma de organización del gobierno cobra especial significación. El diseño e implementación de políticas públicas están directamente relacionados con la forma en la cual se organizan las instancias del gobierno nacional. Al igual que en los casos de Japón, Alemania, y Corea del Sur, las características de la organización del gobierno denotan visiones y prácticas de influencia en el análisis de las políticas públicas.
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El gobierno de Estados Unidos está organizado en secretarías (equivalente a los ministerios en otros países). Las secretarías conforman, junto con otras oficinas, el gabinete ejecutivo. En el gabinete están representados 14 secretarías (un poco más que en Japón, pero menos que en Alemania y Corea del Sur). Las secretarías se pueden dividir en cuatro áreas.
En la primera área, de seguridad y justicia, se incluyen cuatro secretarías: (1) Defensa, (2) Fiscal General, (3) Interior, y (4) Seguridad Nacional. El área internacional está a cargo de la Secretaría de Estado (la cual ocupa el tercer lugar en la cadena de jerarquía del Ejecutivo nacional).
El área económica está conformada por cinco secretarías: (1) Tesoro, (2) Agricultura, (3) Comercio, (4) Transporte, y (5) Energía. En el área de política social se encuentran cinco secretarías: (1) Trabajo, (2) Salud y Servicios Humanos, (3) Educación, (4) Vivienda y Desarrollo Urbano, y (5) Asuntos de Veteranos. A diferencia de los gobiernos de Japón, Alemania, y Corea del Sur, no existe una instancia del gobierno nacional a cargo de los asuntos ambientales.
Dos aspectos destacan en esta organización del gobierno en los Estados Unidos. En primer lugar, que a pesar de los tópicos que debe cubrir un gobierno de un país con tal influencia, el número de secretarías es relativamente bajo. También se debe destacar que existen otras instancias, como agencias y oficinas que, aunque tienen participación en el gabinete, no tienen el rango de secretarías. El segundo aspecto está vinculado con las áreas cubiertas por las secretarías.
A diferencia de los ministerios de Japón. Alemania, y Corea del Sur, que incluyen áreas diversas dentro de sus competencias, en Estados Unidos las áreas son más bien restringidas, lo cual no quiere decir necesariamente que no exista especificidad, sino que se manifiesta más bien en las características de las políticas públicas.
En conjunto, la experiencia de Japón, Alemania, Corea del Sur, y Estados Unidos, en lo que respecta a la organización de los gobiernos nacionales, indica que lo más práctico es tener un número manejable de ministerios, con efectivas capacidades de coordinación, y responsabilidades bien definidas.
Lecciones de gran importancia para los gobiernos de América Latina ante los retos que enfrentan en lo que respecta al diseño e implementación de políticas públicas para el año 2030.
Marino J. González es PhD en Políticas Públicas, profesor en la USB. Miembro Correspondiente Nacional de la Academia Nacional de Medicina. Miembro de la Academia de Ciencias de América Latina (ACAL).
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