La pequeña diferencia, por Simón Boccanegra
En su torrencial derrame de ditirambos sobre Fidel, en Ciudad Bolívar, Hugo se puso a hacer comparaciones entre los gobiernos de la democracia y la revolución cubana. Por supuesto, los primeros salieron muy mal parados. Este minicronista, que se pasó 35 años haciéndoles oposición, no es que se sienta especialmente doliente de ellos, pero para la próxima vez que Hugo quiera hacer otro ejercicio de historia comparada, le voy a dejar una preguntica para que me la responda: ¿Qué le hubiera pasado en Cuba a un teniente coronel del ejército que se hubiera alzado en armas contra el gobierno de Fidel Castro? Hugo sabe la respuesta: lo hubieran fusilado tras un juicio sumarísimo. No sé si se atreverá a decirlo públicamente, comparando con lo que le pasó a él durante los podridos gobiernos democráticos. Los 40 años nos dieron gobiernos malos o menos malos, pero nos legaron una cultura democrática de tolerancia y respeto por el adversario que hizo posible no sólo la normalización política que siguió a la insurrección armada de los 60 sino la propia libertad del alzado del 4F y su posterior acceso a la presidencia. Es una pequeña diferencia, como la que hay entre hombre y mujer, pero como esta, ¡que viva la diferencia!