La permanencia histórica de Teodoro Petkoff
Teodoro Petkoff fue una figura sobresaliente del movimiento comunista, pero también pionero de una trasformación política susceptible de cambiar la conducta de los partidos de izquierda revolucionaria y su visión de los entornos en América Latina y Europa. Aunque fue quien propuso la fundación del MAS, en 1971, luego de uno años se desligó de esa organización debido al vínculo establecido por sus dirigentes con la «revolución bolivariana» y su precursor Hugo Chávez
Teodoro Petkoff, fundador del diario vespertino TalCual, cumple hoy cinco años de fallecido. Su partida física no ha significado que esté ausente. Todo lo contrario, es recordado de muchas formas.
Para unos, Teodoro, dos veces candidato a la presidencia de la República, es un «eterno, pero exitoso derrotado», para otros fue de los más grandes ministros que ha tenido la nación. Sus ideas traspasaron fronteras, hasta convertirse en propuestas tomadas en cuenta con gran estima por las democracias del mundo occidental.
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Incluso, logró fundar un medio de comunicación al que le importara la política, pero por sobre todo, la democracia, y que aún se mantiene con esos principios.
Teodoro Petkoff fue una figura sobresaliente del movimiento comunista. Participó en las actividades de su partido desde 1949, como agitador desde las filas juveniles. Fue presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Economía de la Universidad Central de Venezuela, donde se graduó con honores y después ejerció como catedrático. Llegó a ser miembro del buró político del Partido Comunista de Venezuela (PCV).
Frenteó contra la dictadura de Pérez Jiménez y, más tarde, contra los gobiernos de Rómulo Betancourt y Raúl Leoni. También se incorporó a las guerrillas de las FALN en las montañas de Falcón, Portuguesa y Trujillo.
Aunque estuvo encarcelado, lejos de quedar en el olvido o perder puntos en la vida política llegó al “estrellato” debido a las fugas que protagonizó. Una fue desde las alturas del Hospital Militar y otra por un túnel que lo condujo a la libertad junto con otros dos prisioneros famosos, Pompeyo Márquez y Guillermo García Ponce.
Petkoff fue quien propuso la fundación del MAS, en 1971, una tolda harto atractiva en sus inicios. Fue diputado al Congreso Nacional y candidato presidencial en 1983 y 1988, sin lograr el favor de los electores.
En 1992 se postuló para la Alcaldía de Caracas, pero fracasó en su aspiración. En 1993 participó activamente en el retorno de Caldera a Miraflores y ocupó, en su administración, el cargo de Ministro de Cordiplan.
Se retiró del MAS debido al vínculo establecido por sus dirigentes con la «revolución bolivariana». El ascenso de Chávez lo llevó a la actividad periodística como director de El Mundo, vespertino muy popular, y después como editor fundador de TalCual.
Perseguidos por la autonomía de sus criterios, el fundador y su impreso sufrieron acoso judicial sin doblegarse.
Teodoro Petkoff fue merecedor de dos galardones por la valentía de su trabajo en la prensa cotidiana: los premios Moors Cabot y José Ortega y Gasset. La revista Foreign Policy lo incluyó entre los pensadores más influyentes del mundo en 2011.
Destacan en su bibliografía los siguientes títulos: Checoslovaquia: el socialismo como problema, El socialismo irreal, Proceso a la izquierda, Porqué hago lo que hago, Del optimismo de la voluntad: escritos políticos, Una segunda opinión y Chávez Tal Cual. Parte de su trabajo y de sus ideales fueron recogidos por los periodistas Ramón Hernández y Alonso Moleiro, en libros de provechosa consulta.
sobre el primer libro mencionado, Checoslovaquia: el socialismo como problema, se trata de un texto de poco más 150 páginas, en el que Petkoff presentó críticas duras contra la izquierda. En el título señalaba la crisis y el deterioro del movimiento comunista mundial y manifestó su rechazo a «un acto imperialista inaceptable». Fue publicado meses más tarde de la «Primavera de Praga» (enero de 1968) y de su fin con la invasión de los países del Pacto de Varsovia a Checoeslovaquia (21 de agosto de 1968).
La invasión de Praga en 1968 por las fuerzas soviéticas es el motivo fundamental que provoca los aportes del pensamiento de Petkoff, hasta llevarlo a plantear una renovación de las organizaciones comunistas en el país y, debido a la perspicacia de sus observaciones, igualmente en otras latitudes.
La «Primavera de Praga», precursora de la perestroika de Mijaíl Gorbachov, fue promovida por Alexander Dubček, secretario general del Partido Comunista de Checoeslovaquia (1968), quién dio lugar a una serie de reformas democráticas, entre ellas: legalizó la existencia de partidos políticos y sindicatos, promovió la libertad de prensa y de expresión y liberalizó las actividades culturales.
También introdujo una reforma económica frente a las penurias constantes. Ante estos acontecimientos, la URSS, dirigida por Leonid Brézhnev, envió varias advertencias, temía que estas reformas debilitaran la posición del bloque comunista en plena Guerra Fría. La madrugada del 21 de agosto de 1968, tanques de países del Pacto de Varsovia (Bulgaria, Hungría, Polonia y Alemania del Este), entraron a Praga y acabaron las reformas. La intervención superó los 400 muertos. La democracia no regresó a Praga sino hasta la «Revolución de Terciopelo», en 1989.
La pieza editada por editorial Domingo Fuentes, fue un éxito inmediato que traspasó las fronteras. También fue epicentro de debates y objeto de respuestas internas y externas. Catapultó a Petkoff como líder político.
Fue la publicación que los comunistas venezolanos leyeron para debatir; traducido al ruso, escrutado por la Academia Soviética y satanizado en Pravda, el diario del partido comunista. También fue objeto de discusión en el XXIV Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, donde el mandatario Leonid Brezhnev incluyó a su autor en la lista de los «herejes» del movimiento comunista universal de entonces, y lo calificó de “revisionista” y “amenaza” para el modelo exportado a toda Europa del Este (y a buena parte de Latinoamérica) por los rusos.
«Las conmociones del Mayo francés, capaces de provocar entusiasmo generalizado en las nuevas generaciones de la época, también provocan las reflexiones que ahora importan; sin subestimar la influencia de la realidad venezolana debido a la cual comprueba las dificultades insuperables de la lucha guerrillera para tomar el poder y, más todavía, la distancia de las aspiraciones populares con los métodos de lucha de los grupos subversivos», escribió Elías Pino Iturrieta.
La investigadora Inés Quintero, ha aseverado que Teodoro Petkoff se caracterizó por «su permanencia histórica y su pertinencia política».
«Las ideas de Teodoro no tenían que ver con lo contingente sino con los problemas de fondo. Tenían que ver con una posición frente a problemas que trascendían sus problemas políticos», detalló Quintero durante el foro «Teodoro Petkoff: Un político excepcional», realizado el año pasado cuando se cumplía el cuarto año de su fallecimiento.
Afirmó que el hecho de que no haya podido ser un político popular no lo descarta con respecto a la significación histórica que tiene como intelectual y político del pensamiento latinoamericano contemporáneo.
Fernando Rodríguez, amigo personal de Petkoff, afirmó que Teodoro fue una especie de «eterno derrotado» y, sin embargo, fue uno de los políticos más grandes que Venezuela produjo en el siglo XX y hasta en toda su historia.
En tanto, el internacionalista Luis Angarita destacó que la figura y legado de Teodoro Petkoff deja en la nación la importancia de continuar construyendo país y la reivindicación de la democracia, la tolerancia y el rechazo al autoritarismo.
«Tengo en la mente a Teodoro como un hombre capaz de generar debates de construcción de Estado y de hacer cosas con costos políticos altos, como por ejemplo la apertura petrolera. Esas decisiones y debates hablaron de la altura e ideario que tenía en su acción política», dijo.