La presencialidad obligatoria en la Educación, por Pablo V. Ojeda P.

Twitter: @pvojedap
Estamos frente a un llamado a clases, de manera presencial, sin las mejores condiciones socioeconómicas, de bioseguridad, pedagógicas y tecnológicas. Las razones son complejas, la principal tiene que ver con la posibilidad de contraer la covid-19, la cual, a juicio de muchos expertos, estará con nosotros por un largo tiempo. Ante todo esta situación, es importante desarrollar un modelo educativo altamente innovador, con la participación de las familias y con el uso de las tecnologías.
Antes de iniciar nuestro análisis del tema, permítanme pasearme por el concepto de la presencialidad, en nuestro caso compulsiva, ya que pareciera que no existe otra alternativa pedagógica disponible en estos momentos en el país. Sobre este asunto tenemos mucho que hablar y seremos muy resumidos, en otras palabras, SI existen modelos pedagógicos alternos que pudieran ser implementados para garantizar la seguridad de la población y una educación de calidad.
En primer lugar, debemos dejar muy claro que los docentes serán siempre los profesionales quienes diseñan y desarrollan los procesos de enseñanza y/o aprendizaje, esto quiere decir, que son ellos los que tienen los conocimientos pedagógicos y tecnológicos pertinentes para garantizar experiencias formativas exitosas.
En concreto, estos profesionales se encuentran en condición de pobreza crítica, debido al escenario hiperinflacionario del país y a la falta de reconocimiento socioeconómico que históricamente, se le ha dado a nuestros maestros y profesores y, de manera particular, en estos últimos años.
En segundo lugar, está lo relativo a los modelos pedagógicos para atender a los estudiantes. Como referencia, usaremos un informe técnico del Banco Interamericano de Desarrollo (2020), el cual ha sido publicado en plena pandemia. En este reporte científico, se clasifican a los países de la región en cuatro categorías y se analiza su preparación para atender circunstancias pedagógicas con el uso de las tecnologías. Del estudio del BID se puede concluir, que los países de la región han ido evolucionando de las propuestas pedagógicas y tecnologías, usadas en los primeros meses de la covid-19 (presencialidad asistida por las aplicaciones de video y mensajería instantánea) y más adelante, con el correr del tiempo, se vienen usando otras aplicaciones que nos permiten integrar lo mejor de la educación presencial y la educación virtual. A estas modalidades pertenecen los Modelos Híbridos.
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Para completar la idea anterior, es pertinente señalar que en la región (como el caso de Méjico), se están implementando combinaciones pedagógicas tecnológicas tradicionales (la radio y la televisión) con las digitales, y así poder ofrecer variedad en las modalidades educativas en estos momentos de la pandemia (sistemas multimodales).
En este momento viene a mi recuerdo la extraordinaria programación educativa en los canales del Estado, en los años de la democracia.
En tercer lugar y regresando al informe del BID, los pilares fundamentales para sustentar una multimodalidad en materia de atención educativa son:
1. Nuevas habilidades y perfil docente, estamos frente a un reto extraordinario de darle a nuestros docentes una formación contemporánea, y así garantizar que nuestros estudiantes desarrollen las competencias para el pensamiento crítico, trabajo cooperativo, autonomía para el aprendizaje y uso racional del tiempo.
2. Contenidos educativos adecuados y plataformas tecnológicas con toda la información para los procesos de aprendizaje en los estudiantes. Lo anterior quiere decir, que tenemos que priorizar y flexibilizar el currículo, nos corresponde innovar en materia de contenidos y las competencias blandas del mundo del conocimiento.
3. Información y seguimiento de los estudiantes, para esto es fundamental que las autoridades educativas desarrollen sistemas de datos educativos, adaptados a los nuevos tiempos, en otros términos, sistemas de control de estudios disponibles para toda la comunidad educativa, los 365 días del año.
4. Equipamiento, infraestructura y conectividad, Venezuela, en esta materia, tiene un atraso de por lo menos 20 años, tanto en las escuelas como en los hogares. La propuesta, para este asunto, tiene que ver con dispositivos móviles sin costo (teléfonos celulares, tabletas o minicomputadores) para las familias e Internet gratuito para la educación, en cualquier momento o lugar.
En los párrafos anteriores, nos dedicamos a analizar asuntos algo técnicos, y nos preguntamos, ¿Qué han hecho las familias durante todo este tiempo de aislamiento? Simplemente, colaborar en el hogar, en la medida de sus posibilidades con el aprendizaje de sus hijos. Para algunas, con profesionales en sus casas, ha sido un poco más fácil, sin embargo, para otras ha sido un tanto complicado, por aquello de tener menos preparación y tampoco contar con un Modelo Educativo explícito, sencillo y claro, por parte de las autoridades educativas.
En pocas palabras, un diseño pedagógico que integre las tecnologías tradicionales (radio y la TV) y las tecnologías digitales emergentes. Debemos resaltar, que todo lo anterior debe ser desarrollado por profesionales altamente competentes en áreas específicas de conocimiento, con las didácticas que corresponden y las tecnologías pertinentes.
En pocas palabras, más allá del trabajo heroico que han realizado nuestros maestros, es fundamental resaltar la ayuda de los padres y representantes, ya que han sido ellos una parte fundamental del proceso educativo en tiempos de pandemia. En atención a lo dicho, es fundamental que a estos últimos se les proporcione una formación adecuada, estamos hablando de talleres sencillos sobre pedagogía para personas no docentes, desarrollos de competencias blandas, (desarrollo del pensamiento crítico, resolución de problemas, trabajo cooperativo, uso del tiempo y otras) e inclusive cómo trabajar de manera segura con otras familias en su comunidad.
Para mí es evidente que existe una gran oportunidad para diseñar comunidades educativas, donde los docentes y las familias colaboren en el aseguramiento de los procesos que ayudan al aprendizaje autónomo de los niños y adolescentes. ¿Será que la presencialidad obligatoria tiene otros objetivos, más allá de los educativos?
Pablo V. Ojeda P. fue director decano (2006-2012) del Instituto Pedagógico de Caracas-UPEL.
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