La protesta de los tupas, por Simón Boccanegra
El MVR, con 30% del total de votos válidos, se adjudicó el 63% de los concejales. Estaba cantado este resultado. Tupamaros y otras fuerzas minoritarias del chavismo, así como una oposición que ha sido desaprensiva frente a esto, se han estrellado contra el granítico muro de las morochas y acaban de descubrir, con cierto retardo, que quien hizo la ley hizo la trampa. La trampa está en un Estatuto Electoral que encima de ilegal abre el camino para el truco de las morochas. La protesta tupamara coloca a la Sala Constitucional del TSJ ante un disparadero.
Le va a resultar más difícil eludir la ratificación de sus tres sentencias que declararon la inaplicabilidad del Estatuto Electoral para elecciones distintas a las del año 2000. Porque ahora también reclama parte del pueblo chavista, que se siente burlado. Las morochas atentan contra la democracia, vulneran la posibilidad de que organizaciones políticas con votos suficientes alcancen representación en los organismos colegiados, aplastadas por esa triquiñuela. La lucha por lograr su prohibición, reclamando la vigencia de la Ley del Sufragio, atañe a todos. Es un asunto de derechos democráticos.