La renuncia de Aveledo, por Simón Boccanegra
Renunció Ramón Guillermo Aveledo a la coordinación de la MUD. Harto de ataques por mampuesto, injustificados y bajos, él mismo señaló que los extremismos le habían colmado la paciencia. Lo cual, dice este escribidor, revela hasta dónde llegaron las agresiones de que fue víctima, porque si algún rasgo caracteriza su personalidad es precisamente el de la paciencia, amén del de la inteligencia, la mano zurda y la bonhomía. Entre otras cosas, apuntó que se ponía a un costado para no dar pretextos a quienes tienen como línea de conducta disparar, «por mampuesto», contra la MUD. Haber logrado mantener durante cinco años la unidad de los 17 partidos y grupos opositores que la integran habla de su notable capacidad para limar aristas y «enfriar» situaciones conflictivas. Por supuesto que contaba con la disposición de los partidos no sólo de crear la MUD sino de mantenerla, luchando siempre contra las fuerzas centrífugas que en su seno pugnaban por implotarla. RGA caminaba sobre ese piso pero contando con que la vida política genera continuamente contradicciones entre lo que el propio Ramón Guillermo denominó «egos revueltos», capaces, si no se les neutraliza, de enviar al diablo las mejores intenciones. Desde luego, nadie es insustituible, pero quien sea designado para ocupar su puesto -si tal cosa ocurre- debe estar consciente de que calzar las botas de Aveledo exige, además de inteligencia y sentido práctico, una buena dosis de voluntad y piel dura. Los dolientes de la MUD deben enfrentar y resolver este asunto pronto porque la coyuntura se ha tornado muy favorable para los adversarios del gobierno y la necesidad de contar con un secretario ejecutivo y, a la vez, vocero, es imperativa. Este es uno de los peores momentos del chavismo en tres lustros y potencialmente uno de los mejores para la oposición. Digo «potencialmente» porque para que lo sea en verdad hay que salvar la Unidad. Sin esta no se va a ninguna parte.