La revolución cultural en marcha, Simón Boccanegra
Autor: Simón Boccanegra
Todo el mundo sabe que la cultura no puede existir sin libertad y pluralidad, sin talento y saber. Hasta los reverenciados cubanos han tenido que distender los férreos cánones del realismo socialista y de la ortodoxia marxista en ese ámbito. Claro, salvo que uno se ponga a hablar de política en serio, ahí sí va preso por varias décadas porque de eso no habla sino Aquél. Ahora resulta que en esta revolución sin ideas (ni revolución) se utilizan mecanismos comisariales que tratan de imitar a los del peor comunismo, el de Stalin o la revolución china.
Lo malo es que en los casos citados, por perversas que fuesen y mira que lo fueron, existían ideas, hasta filosóficas y estéticas. En el mundo de las tres raíces y del pensador de Sabaneta de lo que se trata es de otra cosa. De tomar instituciones para castigar impíos y repartir botines entre pepetecos, emeverristas, sindicaleros y punto, todo ello envuelto en fraseologías del populismo más barato. El costo de esta farsa es gigantesco: el derrumbe de cinematecas, bibliotecas, teatros, museos… que ha costado mucho tiempo y esfuerzo levantar.Y la ruptura de un clima propicio a la creatividad y a la difusión que implica tolerancia y respeto en el sector. Les quedará a los comisarios la soledad, la administración de la mediocridad, el desprecio de la casi totalidad de los creadores y del país cultural.Y, mañana, de la historia.