La tuya, que es mi comadre; por Laureano Márquez
Aunque nos duela, cuando hay que reconocer algo, hay que reconocerlo. Pese a lo que diga El País de España, la política exterior venezolana nunca ha marchado tan bien como ahora. Por primera vez en nuestra historia, estamos en el centro de la atención mundial. Hasta en Turquía, donde hasta hace siete años no se conocía de nuestra existencia, cuando te preguntan:
“Where are you from?” y uno responde: “Venezuela”, el siguiente comentario es “Oh… Venezuela… ¡Chávez!”.
Nuestro enfrentamiento con Washington nos ha proporcionado unos dividendos extraordinarios en un mundo fundamentalmente —y razonablemente— antiyanqui, sin perder los otros dividendos, los que a la final importan, los que permiten hacer encuentros de solidaridad con los pueblos de Africa en el Teresa Carreño.
Lo de esta semana con México está muy bien. Es más, demasiado decente fue nuestro Presidente para lo que ese tipo se merece. “¡Gurrumino!” era lo menos que le salía…
“¡Vara ‘e puyá locos!” ha debido llamarle. Y viene el carajo y se molesta. Este sí es bravo. No se ha arrechado Bush, pues, al que hemos llamado asesino y viene éste y se pone bravo por una espinita.
Yo creo que la política exterior hay que sincerarla, endogenizarla y sacarla de esta farsa en la que se ha venido convirtiendo, gracias a eso que llaman diplomacia, que no es otra cosa que una manipulación burguesa destinada a mandar a unos viva la pepa a darse una gran vidota en el extranjero, que de otra manera no podrían pagarse, y seguramente hasta tomando whisky del bueno a costillas del Estado. Es más, reto a nuestro Presidente a que continúe el camino de sinceración que acaba de iniciar. He aquí una lista de asuntos pendientes que requieren su urgente atención:
- Una buena mentada de madre al Presidente de Colombia se hace indispensable, acompañada de la respectiva connotación de “oligarca” y representante de “las cúpulas podridas de Colombia”, amén de protector de Carmona. No podemos seguir con ese jueguito de que no te llamo guerrillero, pero te muestro a Tiro Fijo. No, no, no… es hora de pasar a la acción. Presidente: la semana entrante, Colombia: “Alvaro Uribe, vete al c. de tu m.” Hágalo en un mítin en la avenida Bolívar y le garantizo no menos de una hora de aplausos.
- La de más arriba, Lula. O es que este gordito portugués cree que va a seguir tirándonos al loco, diciéndonos que sí y después haciendo lo que le da la gana y sacando provecho para sus intereses a costa de nosotros y dejándonos en ridículo frente al mundo. “¡Guabina!” es lo menos que le sale de entrada y mínime “¡corrupto!” de postre. Si quiere, se lo dice en portugués: “vais pa u carallo”.
- ¿Y qué me dice de Toledo, Presidente? ¿No le parece que va siendo hora de ponerlo en su sitio? El se las da de vivo, que si no, que si Venezuela tiene petróleo y tal. Amí me parece que un “ven acá, pajarito” en el pasillo de una cumbre es insuficiente. “¡Pargo!” es lo mínimo que le sale: “¿Qué te pasa a ti, mariquito?” Así, jefazo, de una, con todas sus letras.De todas maneras, Presidente, todo esto se los dice como cosa suya. Eso sí, tenga cuidado: hay mucha gente en Colombia, Perú y Brasil interesada en perjudicar las relaciones con Venezuela.