La última genialidad, por Simón Boccanegra
A pesar de que nuestro colaborador Armando Coll me coleara la parada, comentando con ácido ingenio la penúltima ocurrencia del gran historiador nacido en Sabaneta sobre eso de cambiarle el nombre a América Latina, por el de Indoamérica, este minicronista no resiste la tentación de referirse al mismo tema. Es demasiado jugoso como para no dedicarle unas líneas. Dijo el Gran Sabio que lo de «Latina» es una denominación creada e impuesta por el imperio o los imperios y que reivindicar la condición «india» es lo revolucionario. De ahí lo de «Indoamérica». El Primer Antropólogo de la República está convencido de que cuando Colón piso tierra entabló un diálogo más o menos así con los naturales que le dieron la bienvenida. «¿Quienes sois vosotros?» inquirió el navegante y le respondieron «Somos los indios, pobladores de las tierras que pisaís». El Primer Historiador de la República ignora, por lo visto, que si algún apelativo tiene origen imperial es el de «indios», que fue el que los imperialistas españoles dieron a los aborígenes de por aquí, creyendo que, dándole la vuelta al mundo, habían llegado a la India. Más aún, el otro gran imperio de la época, el británico, acuñó el nombre de West Indies, Indias Occidentales, para las que fueron sus colonias insulares en el Caribe. ¿Creerá, por ventura, el Primer Sociólogo de la República, que los aztecas o los incas o los timoto-cuicas o los sioux se denominaban a si mismos «indios»? Lo que son las vainas de la vida. El Primer Ideólogo de la República ha coincidido con Haya de la Torre, a quien fue el primero que le vino a la mente lo de «Indoamerica». Coincidió sin saberlo, desde luego, porque de lo contrario es dudoso que hubiera retomado un tema propuesto por «ese adeco peruano», como habría dicho con el habla gentil y discreta que lo ha hecho famoso en el mundo entero.