Las salsas del pavo y de la pava, por Simón Boccanegra
A la gente de Súmate se la pretende enjuiciar con base en la acusación de haber recibido dinero de una fundación norteamericana. Sin embargo, a Chávez, quien recibió una jugosa contribución de un poderoso banco español —cosa más que comprobada por los tribunales de España—, nadie le ha pedido cuentas por ese, que es un verdadero delito, según nuestra legislación. ¿Dos pesos, dos medidas? Por otro lado, mientras contra Súmate se utilizan los peores epítetos, el Presidente se transforma en un caballero versallesco para dirigirse a los “compatriotas” de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación. A unos tipos que están francamente fuera de la ley (el propio Chávez les recrimina que porten armas de guerra, y les recuerda que eso es cosa potestativa sólo de la FAN), cordial y hasta cariñosamente les pide que se dejen de eso, que entreguen las armas y se vengan a sembrar café —lo cual implica, obviamente, que sus delitos quedarían impunes. Aquí hay un poco de militares presos, acusados de rebelión; allá hay unos supuestos guerrilleros en rebelión concreta pero para ellos el lenguaje es de panas. Apuesto lo que sea a que la Fiscalía jamás se dará por enterada.