Las trancas de tráfico como problema social
El tránsito vehicular en las ciudades nunca aparecía en el ranking de los problemas del país que las encuestadoras suelen sondear. Ahora, tan problemática se ha vuelto la circulación de vehículos en las ciudades, en particular en Caracas, que todos los candidatos a alcaldes incluyen en sus programas este tema entre las prioridades de la gestión que aspiran a ejercer. No es para menos. Según cifras provenientes de investigaciones, la velocidad promedio de los automóviles en Caracas es de 11 a 15 kilómetros por hora. El tiempo que se pierde en las colas, medido en horas/hombre, es incalculable. El estrés que crea el tráfico y la neurosis que lo acompaña han hecho de los ciudadanos urbanos, choferes o peatones, seres agresivos, groseros, dispuestos a irse a la violencia por quítame estas pajas. Se puede comprender fácilmente por qué está pasando esto. Mientras el número de vehículos ha crecido exponencialmente, sobre todo en la etapa chavista de la vida de la tribu «tá-barato-dame-dos», a Caracas no se le ha construido ni un metro de nuevas avenidas, calles o autopistas. Una cantidad inmensamente mayor de vehículos se desplaza (es un decir) sobre el mismo esquema vial de hace 10 años. Con razón están parachoque con parachoque. Es increíble, por ejemplo, que todavía no haya sido construida la prolongación de la Cota Mil hacia la autopista a La Guaira, por sólo mencionar una de las más prominentes deudas viales que el gobierno tiene con la capital. Además, soluciones tipo «días» u «horas de parada» ni siquiera son consideradas por la autoridad metropolitana y cuando Chacao y Baruta trataron de ponerlas en práctica, fueron bloqueadas mediante un artificio jurídico que sin duda responde a la impotencia del alcalde Barreto, quien ni lava ni presta la batea.