Lo que viene ahora, por Walter Boza

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Lo primero que habría que decir es que las llamadas elecciones del 21 N, fueron fraudulentas, y hay que ser enfáticos en esta afirmación, decirlo sin eufemismos, con absoluta claridad. Ese evento estuvo signado por todo tipo de irregularidades desde sus inicios y dirigido por un CNE sin ningún tipo de credibilidad, a pesar de haber incluido en su directiva a dos señores de la “oposición” y que su triste papel finalmente es convalidar ese intento de engaño colectivo al pueblo Venezolano y a la comunidad internacional.
La estructura interna del CNE, se mantuvo intacta con el mismo aparato qué organizó y ejecutó los anteriores fraudes electorales. En rigor, apegados a la Constitución, leyes y reglamentos electorales, los integrantes del CNE han cometido delitos electorales y deben ser evaluados y sancionados por tales hechos. Ya la comunidad internacional emitió su opinión tajante, no convalidan, no aprueban, rechazan ese burdo montaje.
Sin embargo el evento arrojó resultados, que a pesar de la intención manifiesta de hacer fraude, son demasiado importantes y dan demostraciones evidentes del gran rechazo hacia el gobierno y hacia ese sector llamado oposición.
Partiendo de la base de que ninguna de las cifras del CNE son confiables , hay cosas que no pueden ocultar, en primer lugar la abstención de mucho más del 60% de los electores que conforman ese padrón electoral que no creyeron en la trampa caza bobos y que tampoco creyeron en ninguna de las ofertas electorales regionales; entre la abstención y los votos por los candidatos opositores la suma alcanza a lo que todo el mundo sabe, que es que más del 80% de los Venezolanos rechazan a la dictadura; aquí es importante hacer una precisión y diferenciar lo que es el sentimiento opositor, del liderazgo opositor, los ciudadanos que votaron en contra de los candidatos del PSUV en los estados y municipios, votaron contra el gobierno, más allá de los “líderes “ que los representaban y sus intereses y compromisos ocultos.
En algunos casos como en el Zulia, Manuel Rosales le resolvió un problema al gobierno ya que el gobernador Omar Prieto era incómodo, tenía sus propios planes, era poco controlable y no gozaba de la confianza de la cúpula, Rósales es más controlable y desde ya, anuncia su candidatura presidencial, con el único propósito de dividir al electorado opositor, eso es favorecer al régimen; Galíndez en Cojedes, es un conocido alacrán, pero derrotó al candidato del gobierno con los votos de los opositores que por salir de la pésima gestión de la gobernación, optaron por quien podía derrotarlos, eso no quiere decir de ninguna manera que el pueblo Cojedeño es alacrán ni mucho menos.
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La complicación de Barinas en donde pierde Argenis Chávez y el PSUV y que al momento de escribir estas líneas, el CNE no ha dictado su veredicto bochornosamente, evidencia no sólo la debilidad del PSUV en el terruño de Chávez sino que estimula la sospecha de muchos chavistas de base de que cada vez más Maduro y su cúpula se alejan de Chávez y eso fortalece a un segmento importante del viejo chavismo originario que también hoy es antimadurista.
A pesar del ventajismo oficial, del uso de los recursos del estado para su campaña, del uso de la gasolina como arma electoral, del secuestro de los partidos políticos, la persecución a periodistas y estaciones de radio, las cárceles llenas de presos políticos civiles y militares violándoles todos sus derechos y un lenguaje amenazante, soez, procaz de los jerarcas del régimen, el gobierno perdió las elecciones por un margen considerable de votos .
Las incidencias que han ocurrido desde el día de las elecciones hasta hoy les añaden material a los observadores de la UE y a toda la comunidad internacional para no reconocer el episodio del 21N .
Hay razones para sentir preocupación por parte de la dictadura, aparte de haber perdido las elecciones, y es que el juicio en la CPI continúa, el juicio contra Saab continúa, la extradición de la enfermera de Chávez y tesorera es un hecho, lo mismo la del pollo Carvajal, el juicio contra Vielma Mora y el anuncio de nuevas sanciones individuales contra otros jerarcas del gobierno.
Por eso reafirmamos que el gobierno perdió, no sólo porque sacó menos votos que quienes se oponen a ellos , perdió porque no pudieron lavarse la cara y disfrazarse de demócratas, perdió porque las contradicciones y conflictos internos son cada vez mayores y porque la base chavista, el pueblo chavista, rechaza cada vez más al Madurismo.
Lo que viene ahora es reagrupar a todo el sentimiento opositor, (no a sus líderes) y empujar con fuerza el Acuerdo de Salvación Nacional , dotarlo de un contenido de futuro, incorporando a todos los sectores democráticos del país y provocar cuanto antes la realización de elecciones Presidenciales y de Asamblea Nacional e iniciar la reconciliación y reconstrucción del país, recuperar la democracia, reinstitucionalizar al país y darle un contenido ético y moral a la política; para ello, Juan Guaidó, que goza del apoyo internacional y es el que aún mantiene el más alto grado de aceptación en las encuestas, debe deslastrarse totalmente del G4, la MUD y especímenes parecidos e iniciar aceleradamente la unidad del pueblo, fortalecerla y avanzar decididamente en crear las condiciones políticas para una urgente próxima elección presidencial.
Para concluir; la verdad es que Maduro no ha podido con Guaidó, tiene que soportar que en Venezuela hay dos presidentes, caso único hoy en el mundo, y que no ha podido salir de él.
El papel cada vez más importante de la iglesia Católica y dentro de sus voceros principales destacar a Monseñor Ovidio Pérez Morales quien con valentía y lucidez plantea la refundación del país debido a lo profundo de la crisis que vivimos, lo mismo a la mayoría de Iglesias Cristianas Evangélicas que oran y luchan por la dignificación del país y por la democracia.
De los millones de pensionados y jubilados obligados a vivir en la miseria y que luchan todos los días por recuperar sus derechos; de los centenares de miles de jóvenes que hoy están silentes pero que saldrán cómo siempre a luchar por la democracia y libertad.
No es hora de debatir estérilmente si quienes votaron tenían razón o si por el contrario los que se abstuvieron hacían lo correcto, es un falso dilema, un falso debate; ambos sectores expresaron su rechazo al régimen a su manera, hoy hay que unificarlos en un poderoso bloque que impulse la sustitución del actual estado de cosas porque el sufrimiento es mucho y la destrucción en que han llevado al país es insostenible.
A pesar de las dificultades y los riesgos, soy optimista.
Walter Boza es médico psiquiatra
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