Los derechos políticos de Chacumbele, por Simón Boccanegra
Lo que están inventando los rectores oficialistas del CNE para hacerse los locos ante las reiteradas violaciones de su propia normativa por parte de Yo-El-Supremo llega ya a extremos surrealistas. Esta vez fue Tibisay Lucena la que saltó al ruedo de la alcahuetería, aduciendo que las denuncias que reciben sobre atropellos a la ley son todas iguales y que no existe razón alguna para darle un tratamiento distinto a las que se refieren a Chacumbele. «Para nosotros es un caso más», dijo la susodicha, ante señalamientos sobre los desafueros que comete el susodicho.
O sea, pues, que para la señora es «un caso más» que el presidente de la República se pase media hora insultando y amenazando del modo más soez (y cobarde, pero esto sí que no atañe al CNE) al gobernador de un estado (para el caso, Manuel Rosales). ¿Un caso más, Tibisay? Dice la rectora en jefe que las denuncias sobre las ilegalidades que perpetra Chacumbele son de «interés especial» de «diferentes grupos o incluso de los medios». ¿Tú te das cuenta de lo que estás diciendo, Tibisay? «Ningún caso es más importante que otro».
Entonces, según la preclara dama, el Presidente promocionando a Mario Silva en cadena nacional, en las instalaciones de una empresa del Estado, Pequiven, es lo mismo que si un candidato a la Alcaldía de Achaguas se excede en el tiempo radioeléctrico que tiene acordado. «El Presidente también tiene derechos políticos», dice Tibisay. Cierto, pero, teníamos entendido, aunque deben ser vapores de la fantasía, que la propia normativa del CNE prohíbe a los funcionarios públicos hacer proselitismo político, en consonancia con la Constitución, la cual establece que «los funcionarios públicos están al servicio del Estado y no de parcialidad alguna».
Claro, no habíamos caído en cuenta de que Chacumbele no es un funcionario público. Él es Bolívar redivivo, el Único, el Magnificente, el Todopoderoso, tan hijo de Dios como Jesucristo. ¿Cómo se nos ocurre a nosotros atentar contra su Sagrada Investidura pretendiendo que se le mida con el mismo rasero con que se mide al común? Perdónanos, Tibisay, nuestro pecado es involuntario
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