Los empleados “antídoto”: el remedio ideal, por David Somoza Mosquera
Twitter: @DavidParedes861
Existe un remedio –muy demandado por las empresas que tienen sus ojos bien puestos en el futuro– para enfrentar a los empleados tóxicos, aquellos que con sus actos y comentarios contribuyen a crear un ambiente negativo en un equipo o en toda la compañía, al propiciar malos hábitos y discusiones agotadoras e innecesarias. Incluso, con su «mala vibra» pueden llegar a afectar la productividad de un grupo de trabajo.
Esa «cura» tiene nombre. Se trata de los profesionales antídoto, quienes están comprometidos con su trabajo y, sobre todo, contagian un particular optimismo, que es realista y sincero. Además, la empatía, resiliencia, discreción, humildad, honestidad y propósito son otros de sus atributos.
Estos empleados también poseen gran conciencia social, están enfocados en mejorar la calidad de vida y competitividad empresarial y buscan soluciones orientadas a resultados. Entonces, ¿quién no desearía trabajar con profesionales así? Estoy casi 100% convencido que nadie dirá que no.
Es más, en estos tiempos en los que la tendencia apunta a contar con líderes más humanos, gentiles o empáticos ante el aumento de los niveles de estrés o burnout en los grupos de trabajo, las personas antídoto son las más buscadas no solo para garantizar la felicidad laboral, sino también la productividad.
Ante ello, la pregunta que cazatalentos, responsables de Recursos Humanos, líderes empresariales y empleados en general se hacen es si estos profesionales antídotos nacen o se hacen.
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La respuesta es que todas las personas tienen el potencial de serlo. Sin embargo, algunas poseen un magnetismo especial y ese optimismo, la mentalidad de éxito y el compromiso no solo individual, sino también colectivo, les fluye de manera natural, por lo que no está demás dejarse «contagiar» por ellos.
Además de lo anterior, otro rasgo que distingue en las personas antídoto es su confianza –que no solo implica tener seguridad en sí mismo– para enfrentar los problemas con serenidad, poder razonar y encontrar distintas soluciones o alternativas y saber implementarlas.
Otra característica que poseen estas personas y que es clave está relacionada con la capacidad de escuchar –así sean barbaridades o cosas tóxicas– y darles la vuelta con asertividad, honestidad y con conocimiento para impulsar tanto a los equipos de trabajo, como a las empresas.
En fin, los empleados antídotos son personas rectas y ejemplo de conducta para los demás por su sencillez, algo que se valora mucho en un mundo tan exigente y muchas veces tenso y convulso como el actual. Ellos son, sin duda, el remedio antitóxico para frenar, entre otras cosas, a aquellos profesionales que pueden viciar un entorno laboral sano.
David Somoza es especialista en temas de negocios y manejo de capital humano.
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