Los Idus de Marzo, por Simón Boccanegra
Si Elías Jaua y Diosdado Cabello querían hacer superevidente la bola que corre por ahí desde hace tiempo acerca de las profundas diferencias entre ambos, que llegan hasta el punto de no tratarse, no hubieran podido hacer algo más clamoroso que el saludo que sin venir a cuento emitió Jaua para iniciar su intervención en la Asamblea Nacional. Aquella profesión de amistad, que nadie le pidió, fue la demostración de que no son ni «amigos» ni «camaradas» ni «compañeros», que fueron las tres calificaciones que dio Elías Jaua a su vínculo con el presidente de la Asamblea.
Okay, ahora son amigos. ¿Contra quién? Porque el PSUV y la FAN son, desde el segundo tumor, un hervidero de intrigas, zancadillas y hasta patadas en la rodilla. ¿Serán ellos, por ventura, esos personajes que Adán Chávez no se cansa de tildar de «traidores», apelando a toda imagen que los pinta: Páez y Judas, en particular? ¿Entonces la alianza Diosdado-Elías es contra Adán? Ahora bien, ¿desde dónde habló Adán? Pues desde Cuba, al lado de su hermano, en tierra de Fidel, que sabe todo sobre la vida interna del PSUV y que debe estar más preocupado que cuando hizo fusilar innoblemente a Arnaldo Ochoa. Estamos entrando en marzo y la asociación de ideas es automática. ¿Qué nos espera, «los idus de marzo», como tituló su formidable novela Thornton Wilder, sobre el poder y sus intrigas? Marzo fue el mes en que Julio César fue asesinado por su pupilo Bruto.