Los policías también son asesinados, por Simón Boccanegra
Según cifras extraoficiales del CICPC, en lo que va de año han sido asesinados 150 agentes policiales y guardias nacionales en todo el país. 61 de ellos solamente en Caracas. Estos números atroces se suman a las 2.302 muertes violentas que se han producido en los primeros seis meses de 2012 en Caracas. Revelan también unas características que pudiéramos considerar como novedosas en el desenvolvimiento de la criminalidad venezolana. Por un lado, es visible la creciente crueldad que se pone de manifiesto en la gran mayoría de los homicidios.
Muchos de los fallecidos aparecen hasta con 40 disparos en el cuerpo. Hay una saña particular en el asesinato que tal vez en parte se explica por arreglos de cuentas o venganzas, pero no completamente. Es una saña gratuita no pocas veces. Por el otro lado, el elevado número de policías y guardias nacionales asesinados marca una diferencia notable con un pasado todavía no muy distante. Hasta hace poco, los agentes de orden público, en su versión civil y también en la militar, no solían ser blanco de ataques criminales. Una suerte de respeto y de temor a las represalias más esto que lo primero inhibía las acciones contra los uniformados. Esto, por lo visto, ha cambiado. Más bien pareciera que el uniforme atrae a los delincuentes, por la seguridad de que éste está acompañado de armas, que luce, según los informes, uno de los principales objetivos en las muertes de los agentes. Total, que vamos de mal en peor. Según el Observatorio Venezolano de Violencia, las proyecciones de homicidios para finales de año se ubican en 16.164, lo cual equivale a una tasa de 56 por cada 100 mil habitantes. 8 más que en 2011.