Los yuppies del proceso, por Teodoro Petkoff

Chávez es muy vivo y muy desconfiado pero hay otros que son más vivos que él (o al menos se lo creen) y como han descubierto de qué pierna cojea saben que con decirle un discurso “social” lo ponen a comer en la mano. Tal parece ser el caso del capo de Fogade, Jesús Caldera Infante. Hasta hace nada picapleitos de provincia, antiguo copeyano, captó rápidamente cómo es el negocio con el chavismo. Fabricó una demanda contra el BCV por la supuesta “insensibilidad social” del instituto emisor y con eso llamó la atención de Yo El Supremo.
Cuando este tuvo que buscar un sustituto para Rómulo Henríquez en Fogade, ahí estaba, disponible, Caldera Infante. Por supuesto, ya llegó. Ya lo pusieron donde hay. Debe estar flotando en una nube. Uno de estos domingos Chávez, incluso, lo ensalzó en Aló Presidente porque ya hizo lo que Henríquez se negó a hacer al margen de la ley: le transfirió al gobierno todos los bienes que este pidió, sin atender a ninguna de esas ladilleces legales que el antiguo leguleyo copeyano aprendió en la universidad. Por cierto que varios de esos bienes, según se comenta en los corrillos financieros, ya han ido a parar a manos de sus antiguos dueños, en lo que tiene todos los visos de ser una mafiosa operación de pagarse y darse el vuelto.
Pero no hay sino que examinar el presupuesto de Fogade para el 2005 para percibir que Caldera Infante no se anda por las ramas y que lo suyo es tumbar y capar. No había terminado de sentarse en la silla y ya había despedido 37 gerentes dizque para “acabar con la burocracia”. Pero ahora, en aplicación de la homeopatía administrativa patentada por Chávez (para disminuir la burocracia hay que aumentarla) decidió crear 91 (¡noventa y un!) cargos nuevos y el gasto en personal crece en 40% para 2005, en tanto que la retribución de la nómina ejecutiva se incrementará en 150% (¡ciento cincuenta por ciento!) en 2005. (Hay que tener en cuenta que los sueldos de los altos ejecutivos de Fogade son millonarios de dos dígitos mensuales, de modo que esto es palo y palo con esa piñata.) El presupuesto total del organismo pasa de 500 millardos en 2005.
¿Qué quiere hacer Caldera Infante con esa montaña de plata? Nada que tenga que ver con la función específica de Fogade. Esta institución existe, esencialmente, para proteger a los pequeños ahorristas, operando como un seguro en caso de quiebra bancaria, pero Caldera Infante destina miles de millones a la creación de una “sala situacional y estratégica”, así como para la adquisición de un servicio completo de Internet para “programas sociales” (¿cómo te quedó el ojo, Elías Jaua?). No falta el detalle exquisito de los “talleres para cooperativismo”, con lo cual está seguro de vivirle la parte a Chávez, consciente como está el capo de Fogade de la pepera de aquél con lo del cooperativismo. Por supuesto, la partida para vehículos no puede faltar: 30 cuatro por cuatro, que es el símbolo de status chavista por excelencia, serán adquiridas en 2005 para uso de la marabunta calderoinfantista.
Hay un restaurant en la calle Madrid de Las Mercedes donde es posible ver a la fauna de yuppies chavistas en todo su esplendor. Allí están, como en los dorados tiempos de la Gran Venezuela, hablándose por celular de mesa a mesa, servidas éstas con güisqui de 18 años, discutiendo los pormenores de la “profundización” de la revolución. Es la nueva clase, los ejecutivos de la boliburguesía