Maduro flexibiliza controles forzado por la crisis y aparenta aplicar medidas pro mercado
En las últimos meses se observa una gran flexibilización en los controles de precios y de cambio, lo que hace presumir que Nicolás Maduro decidió dejar actuar al libre juego de la oferta y la demanda. Pero muchos coinciden en que esto es «por ahora»
El chavismo pareciera acabar con su propio modelo económico del siglo XXI al caer ante el libre mercado. Luego de 16 años de controles de precio y de cambio, de penas de cárcel y de multas millonarias por «sobreprecio» e «irregularidades» cambiarias contra empresarios, además de corrupción y escasez generalizada, se pudiera pensar que el chavismo cayó irremediablemente a los pies de la oferta y la demanda que caracterizan a una economía en libertad.
Las recientes modificaciones en la política cambiaria que dan paso a la compra y venta de divisas entre privados a través de las mesas de dinero de los bancos y la luz verde dada a los ajustes de los productos regulados, son medidas que van en la vía contraria a lo que han sido los controles instaurados en Venezuela. Sin embargo, estas flexibilizaciones se han ejecutado -en opinión de analistas consultados- obligado por la crisis y por las sanciones de Estados Unidos, pero no porque la administración de Nicolás Maduro esté convencida de que hay que dejar atrás la estrategia de controlar por completo a la economía.
«Las nuevas decisiones de Maduro no tienen nada que ver con cambios de ideología económica ni que se dieron cuenta de las virtudes del mercado, es simplemente un escenario consecuencia del ambiente de crisis en el que estamos, todo los días el gobierno tiene menos opciones para hacer cosas. Al final en el caso del mercado cambiario se llegó a una situación en el cual o nos convertimos en Corea del Norte o dejamos que el mercado funcione, y tomaron la mejor decisión. Lo malo es que llegaron a eso por las razones equivocadas«, acotó Efraín Velásquez, presidente del Consejo Nacional de Economía.
Sostiene que el país está bloqueado financieramente y la administración de Maduro tiene pocas opciones para operar, por lo que la única manera de que el país no se derrumbe por completo es que el sector privado opere sin limitaciones y sin las intervención del Estado.
Es un fracaso de la política económica que se quiso implementar en los últimos 20 años. Esto no tiene nada que ver con un sentido de lógica económica, las circunstancias lo llevaron a tomar esa medida y que de no haberla tomado, el escenario sería más traumático», dijo Velásquez
En las últimas semanas se ha observado una mayor cantidad de productos regulados en los anaqueles de los supermercados, la mayoría con ajustes en sus precios. No obstante, las autoridades no han informado de un levantamiento de los controles.
A juicio de la economista Albani Granado, de la consultora Econométrica, oficialmente los controles de precios continúan, pero si el gobierno ha cesado en fiscalizar a través de la Superintendencia de Precios Justos. Coincide en que en estos momentos se están viendo mas productos básicos que antes solo se podían conseguir a través de los mercados negros, pero que ahora pareciera que se la permitido a las empresas ajustar precios de productos básicos.
«Las empresas sienten menos control y por eso pueden fijar sus precios como lo determina su estructura de costos. El gobierno no se ha pronunciado oficialmente sobre este tema, pero realmente esto ha ocurrido en otras oportunidades y ciertas fuerzas del gobierno continúan con imponer los controles de nuevo, como pasó en agosto pasado con el Plan 50. Este tipo de medidas fracasan todo el tiempo porque al final de cuentas solo produce escasez y luego el gobierno tiene que disminuir las fiscalizaciones y el control».
Granado afirmó que es una medida obligada por el contexto de crisis que vive el país.
No es una medida que tomaría según su ideología política, esto va en contra de lo que ellos piensan que se debe manejar la economía. En parte esa es la razón por la cual no la han comunicado abiertamente porque va en contra de su ideología que es controlar absolutamente todo», apuntó
Guillermo Arcay, de la consultora Ecoanalítica, coincide en que sí ha habido cierta libertad en torno a los precios, pero también una menor persecución hacia el sector privado.
«El año pasado todo anuncio económico venía acompañado de una fuerte fiscalización. Este año no ha sido de la misma magnitud. Los mercados se han ajustado a un nuevo patrón de venta, ofrecen productos mucho más específicos, hay una gama de productos que ya no existen y hay muchos supermercados que tiene sus puertas cerradas, así que hay cierta percepción de que lo queda abierto tiene suficientes productos para vender».
Asegura que lo que sucede es producto del colapso endógeno, del colapso estructural del modelo del chavismo y este era el único resultado posible. «Las sanciones fueron un pequeño empujón».
Obligado por las circunstancias
Tomar medidas en estos momentos era prioritario. La escasez generalizada, no solo de alimentos y medicinas, así como la hiperinflacion están impactando fuertemente en el consumo y en la capacidad de compra de los venezolanos. Relajar los controles de precios era la única opción a tomar «por ahora».
Efraín Velázquez destacó que en los últimos seis a ocho meses la inflación ha sido brutal y la caída de la capacidad de compra muy importante, por lo que el impacto de los precios ha afectado a muchas familias y el consumo ha bajado de manera significativa.
«Ahora estamos viendo una recomposición del mercado, bueno sería que los salarios aumentaran a una velocidad mayor. Las empresas han comenzado a tener una mejor acumulación de inventarios, y estamos viendo ofertas, diseño de productos de menor tamaño y a menor precio, nuevos participantes, porque hay un mercado que se está abriendo y estamos viendo una dinámica económica real aunque aún en un ambiente muy difícil«, indicó.
Con el control de precios hay dos males que afectan a la población: la escasez y la inflación. El hecho de que el consumidor no pueda conseguir los productos que necesita resulta en su deterioro del bienestar.
Granado señaló que con la flexibilización del control de precios el abastecimiento ha mejorado a medias porque aun se observa escasez general de 50%, «puede haber una mejora sobre todo en los productos básicos o de primera necesidad pero no es suficiente como para aliviar todo el problema de la escasez»
Por otra parte, resalta se reducen los niveles de escasez pero sigue presentándose fuertes tasas de inflación. «No se pueden comprar esos productos porque tu salario no te lo permite, el poder de compra aún continúa siendo bajo».
Destacó Granado que el desabastecimiento en Venezuela no es solo producto de los controles de precios, también obedece a la caída de las importaciones. «Los dólares que mueven en las mesas de dinero tienen una oferta limitada. Lo que la economía venezolana necesita para recuperar los niveles de importaciones previo al boom petrolero, no puede venir de la oferta privada, esto es muy reducido, se requieren de las divisas del sector público».
Arcay coincide en que las limitaciones al mercado cambiario no han cesado, «lo que se está intentando con las mesas de dinero no ha dado frutos, las transacciones de los corporativos aún no han entrado en vigencia, los montos de las transacciones son bastante pequeñas, no son representativas del mercado. La mayoría del mercado cambiario sigue operando por vías paralelas y sigue existiendo ciertos riesgos para el sector privado».
Recordó que existe bastante riesgo para las corresponsalías y los bancos no quieren comprometer a sus aliados financieros, ya que si operan bajo esos mecanismo estarían sujetos a posibles sanciones de EEUU.
Siguen en pie
A pesar de la percepción de que hay una mayor libertad económica, aun se mantienen las leyes que dieron paso al sistema de controles y a la aplicación de la ideología chavista con sus planes de la Nación en las que esbozaron los lineamientos del socialismo del siglo XXI. El chavismo-madurismo creó todo un entramado legal que limita a la economía venezolana.
Granado advierte que en teoría todos los controles siguen en pie porque todavía se tienen las normativas, pero en la práctica pareciera que no se están aplicando.
«No me extrañaría que dejaran liberar un tiempo la economía y luego volver a los controles, es algo que no es creíble por la manera de pensar del gobierno. El tema de desmontar Dicom por las mesas de dinero de los bancos es una medida obligada que tomaron debido a las sanciones de Estados Unidos contra el BCV, los bancos corresponsales no querían operar bajo ese sistema. Esta medida no se tomó por que el gobierno crea en el libre mercado, lo hizo obligado por las sanciones y la falta de divisas».
Recalcó Granado que además de una flexibilización del esquema de leyes, es necesaria una apertura económica y un cambio de gobierno para que puedan llegar inversiones e incluso préstamos internacionales y donaciones.
Para Arcay aún hay muchas preguntas que no han sido respondidas, el gobierno ha cambiado las reglas de juego una infinidad de veces, «el año pasado tuvimos como cuatro mecanismos cambiarios distintos y el último de septiembre de 2018 con el Convenio Cambiario 1 muestra muchos huecos. Hay que tener cuidado con lo que se pueda interpretar de los reglamentos que pueda publicar el gobierno, porque no necesariamente son esquemas que van a existir en la práctica o del modo en el cual se prometen«.
¿Positivo?
Para muchos estas flexibilizaciones de los controles han llegado tarde, debido a la magnitud de la crisis, no obstante para Velázquez es un inicio de algo que pudiera mejorar notablemente la salud económica del país. Explicó que como resultado de las modificaciones en el mercado cambiario, existe una mayor competencia en los precios de los productos.
Esa discusión de si las medida de flexibilización llegaron tarde no tiene razón de ser, no tomarla hubiera sido peor. Entramos en un mercado cambiario libre y eso es positivo para el futuro del país. El volumen va a aumentar y al final será bueno para la economía. El no tomar otras medidas hace que el efecto positivo de estas flexibilizaciones sea menor», dijo
A juicio de Arcay, el menor ritmo de crecimiento que ha tenido el precio del dólar en el mercado paralelo de divisas ha sido consecuencia de las restricciones que impuso el BCV a la banca de prestar dinero debido al encaje legal y no necesariamente a la entrada de las mesas de dinero. También -explicó- existe un factor estacional relacionado a los pagos de impuestos, el paralelo tiende a mostrar leves variaciones entre los meses de febrero y mayo, luego suele repuntar en junio, así que no cree que esta estabilidad se vaya a mantener.
«Estas flexibilizaciones no tendrán un efecto positivo puesto que medidas como la restricción del crédito bancario como consecuencia del encaje legal establecido por el BCV son recesivas para la economía y a largo plazo los efectos no serán positivos’, afirmó Arcay.