Maduro pagó en divisas a productores nacionales por pernil CLAP
Fuentes de los sectores agroindustrial y agropecuario revelaron que el Gobierno lleva meses comprándole pernil a varias empresas del sector privado venezolano con euros y dólares en efectivo ante la imposibilidad de hacer transferencias debido a las sanciones impuestas por EEUU. La otra modalidad es cancelar con alimentos para animales
Como es habitual desde 2016, Nicolás Maduro prometió que en diciembre el pueblo comerá pernil, o por lo menos los seis millones de hogares registrados en el sistema de distribución de alimentos de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). “En el marco del Plan Proteína Animal, aprobé recursos por más de € 11,8 millones para el pago de 13.500 toneladas de pernil. ¡Nada nos detendrá!”, dijo el gobernante.
Pero en ningún momento de la cadena nacional mencionó el lugar de procedencia del alimento. Desde 2016 hasta 2018 los perniles que el Gobierno distribuyó eran importados, pero factores como el rechazo internacional al segundo mandato de Maduro, el reconocimiento a Juan Guaidó como presidente interino, la fama de mal pagador que tiene el Estado venezolano y las sanciones impuestas por Estados Unidos le han reducido las opciones para seguir trayendo el pernil de afuera, lo que lo llevó a fijar la mirada en la producción nacional.
Una fuente del sector agroindustrial que prefiere el anonimato, afirma que todo el pernil que será distribuido por el Gobierno es de procedencia local. “El pernil este año no viene de ninguna parte: el Gobierno tiene meses comprando a los productores nacionales, a los cuales les paga en efectivo o con insumos”, señala.
De acuerdo con la fuente, los pagos son hechos con dólares y euros en efectivo ante la imposibilidad de hacer transferencias debido a las sanciones impuestas por EEUU. La otra modalidad es cancelar con alimentos para animales. “Como los productores tienen que importar soya y maíz, el Gobierno ha convenido pagarle con harina de soya y maíz que importó meses atrás”.
Asegura que uno de los mayores beneficiados con estos acuerdos es Plumrose, la mayor productora de cerdo y embutidos del país, a la cual le habrían comprado cerca de 50% de la producción.
Según una fuente del sector agropecuario, quien por seguridad también prefirió no identificarse, el Gobierno lleva meses comprándole pernil a varias empresas del sector privado venezolano con euros y dólares en efectivo e incluso con oro. “Para los industriales es un alivio que el Gobierno les compre y pague. Esa compra salva ese negocio del cerdo, de lo contrario se venía abajo por la caída del consumo”.
El consumo per cápita de carne de cerdo se redujo de 12 a 2 kilos, según Nicolás Espinoza Barrios, miembro de la Plataforma Agroalimentaria y portavoz de la Federación Venezolana de Porcicultura (Feporcina). La política de expropiaciones implementada por el fallecido presidente Hugo Chávez y la falta de insumos y de maquinaria han afectado la producción nacional de carne. “De 240.000 toneladas que producíamos en 1998, hoy solo procesamos 40.000”.
En mayo pasado, Maduro anunció el Plan Pernil 2019 para “elevar la producción de cochino venezolano y la producción de pernil a nivel récord”. “No vamos a importar más pernil, ni más cochino, todo lo vamos a producir aquí, a través del reimpulso de la producción porcina”.
No comen cuento
Maduro aseguró que las 13.500 toneladas de pernil que compró son suficientes para garantizarle el alimento al pueblo venezolano en Navidad. Sin embargo, esa cantidad equivale a aproximadamente 2,25 millones de perniles enteros de un promedio de seis kilos cada uno, lo que significa que si el Gobierno entrega un pernil por familia al menos 3,75 millones de hogares subsidiados no recibirán la pierna de cerdo.
Según Edison Arciniega, director ejecutivo de la ONG Ciudadanía en Acción, es posible que el pernil solo llegue a uno de cada cuatro hogares. No obstante, sostiene que hay que esperar para ver cómo se desenvuelve eso. “Lo que pasó el año pasado no fue tanto que no hubiera, sino que ellos le vendieron el pernil a la industria de procesamiento de alimentos”. En octubre de 2018 Maduro anunció que el Gobierno disponía de seis millones de perniles para repartirlos a través de los CLAP.
El especialista en desarrollo y seguridad alimentaria afirma que algunas comunidades receptoras del CLAP ya están claras de que el pernil no llegará a todos los hogares, lo cual puede hacer que en diciembre no haya tantas protestas como en los dos últimos años.
“Las señoras de los CLAP nos han reportado que ya empezaron a comunicarles a sus comunidades que el pernil no va a llegarle a todos, y de hecho se están preparando para que solo les llegue a los equipos que trabajan dentro de los CLAP. Calculo que por la manera en que se está manejando el mensaje el riesgo de protesta será menor”, añadió Arciniega.
En el barrio José Félix Ribas en Petare, al este de Caracas, los beneficiarios del CLAP ya no comen cuento. “La gente no se emociona por eso, ni siquiera preguntan. Saben que es una mentira, están resignadas”, dijo Rosiris Hernández, líder del CLAP en la comunidad, donde las familias pagaron la caja de alimentos a mediados de octubre y veinte días después aún no la habían recibido.
Lo que pasó en 2018
El año pasado el Gobierno le asignó al barrio José Félix Ribas 136 perniles, de solo 4 kilos cada uno, para un total de 424 beneficiarios. “No tengo ni para darle kilo y medio a cada familia. Ni dividiendo ni bajando el dibujito del pernil por Internet podré atenderlos a todos. Las jefas de calles me han llamado porque las están amenazando. Un muchacho que es malandro le dijo a una que le pegaría un tiro si no le entregaba el pernil completo”, dijo Hernández en ese entonces.
No fue la única comunidad que denunció fallas en la distribución del pernil en 2018. En el sector Simón Rodríguez, el consejo comunal de un edificio colocó un papel en el ascensor en el que informaron: “Nosotros los miembros del CLAP, dando respuesta al caso pernil que no llegó a los bloques 1, 2, 3, 4, 5, 6, 9, y 10 de Simón Rodríguez, apoyamos que la solución no es la devolución del dinero y gestionaremos ante el Estado Mayor de Alimentación hasta alcanzar nuestra propuesta de sustitución por otro rubro de proteínas como pollo, carne o huevos”.
En Palo Negro, municipio Libertador en la ciudad de Maracay, la comunidad no recibió ni la mitad de los perniles requeridos y como rifa metieron en una caja las cédulas de identidad del centenar aproximado de personas que viven en la zona para que solo diez beneficiarios obtuvieran el alimento, según relató Ramón Avendaño, habitante del sector.
Los hogares no recibieron el alimento en 2018 a pesar de que en octubre de ese año Maduro prometió que todos los CLAP del país recibirían su pernil “grande, gordote y bolivariano”.
La fama de mal pagador
Luego de que estallaron las protestas a finales del año 2017, Maduro dijo en cadena nacional que Portugal saboteó la entrega del alimento. “Lo sabotearon. Puedo decirlo de un país, Portugal. Estaba listo porque compramos todo el pernil que había en Venezuela, pero teníamos que importar, pero nos persiguieron las cuentas bancarias, nos persiguieron los dos barcos gigantes que venían, nos sabotearon por ahora”.
Sin embargo, la empresa agroalimentaria portuguesa Raporal reveló que el gobierno le debía 40 millones de euros a firmas lusas por un cargamento enviado en 2016. En un comunicado la compañía explicó que en 2016 el gobierno de Maduro compró 14.000 toneladas por 63,5 millones de euros a un grupo de empresas, entre ellas Raporal.
“Raporal no conoce ningún acto de sabotaje de Portugal sobre el abastecimiento de pernil de cerdo (jamones) a Venezuela y confirma que es Venezuela quien no ha cumplido puntualmente sus obligaciones de pago por los abastecimientos de 2016″, señaló la compañía.
Por su parte, el gobierno portugués aclaró que no exportó pernil a Venezuela ni a ningún otro país del mundo.
Además de acusar a Portugal y a Estados Unidos, el gobierno de Maduro también culpó a Colombia. El jefe nacional de los CLAP, Freddy Bernal, denunció por Twitter a finales de diciembre de ese año que el gobierno de Juan Manuel Santos impidió la entrada al país de 2.200 toneladas de pernil. “Le informo a Venezuela que 2.200 toneladas de pernil están retenidas en Colombia. El saboteo no sólo es de Estados Unidos al congelarle las cuentas a los que le venden comida al país, ahora el gobierno colombiano desde hace siete días mantiene retenido los perniles en la frontera de Paraguachón”.