Maduro y el apagón, por Simón Boccanegra

Antes de que Nicolás Maduro se hubiera hecho conocer, en este rol de presidente de la República, este escribidor tenía de él la imagen de un hombre más bien equilibrado y poco dado a la charlatanería típica de sus conmilitones. Pero ahora no salgo de mi asombro ante la sarta de verdaderas estupideces que suelta cada vez que abre la boca.
Son tantas que ya se pueden compendiar en una antología. La última que le conozco no tiene desperdicio. Asevera el susodicho que la oposición pensaba que con el apagón iba a caer el gobierno. «Estaban convencidos de que con el apagón caía el gobierno; no nos van a sacar de aquí». ¿De dónde pudo haber tomado Maduro tamaña idiotez? Sin duda de la debilidad de su gobierno.
Palo de susto pasó Maduro cuando se fue la luz. En boca de Chávez, cada vez que se producía un corte de luz, acusar a la oposición sonaba a utilización oportunista del incidente para lanzarle una piedra a sus adversarios, pero obviamente ni él mismo creía lo que decía. En cambio, se nota que Maduro sí se tomaba en serio las afirmaciones de su presidente. Las creía al pie de la letra. Por eso, con una falta de imaginación asombrosa, las repite como un lorito. De allí que, cuando hace una afirmación del mismo jaez, acusando a la oposición del apagón, lo dice en serio y creyéndolo firmemente.
La convicción con la cual asegura, como si hubiera penetrado la mente de «la oposición», que esta juraba que con un apagón tumbaba al gobierno es un acto de fe digno de los antiguos carbonarios. El único que estaba convencido de que con el apagón se caía el gobierno era el propio Maduro.