Maiquetía, es chiquitico, poquitico, como de pueblo grande, por Santiago Boccanegra

El aeropuerto internacional de Maiquetía ejemplifica casi dos décadas de gobierno revolucionario. Comparado con sus pares regionales, como Bogotá, Panamá, Sao Paulo, México, es chiquitico, poquitico, como de pueblo grande.
El principal terminal aéreo del país, el que sirve a la capital, apenas tiene dos pistas (en realidad, una de ellas es la de «servicio» que la activaron para el Nacional), 28 puertas, seis correas para recibir las maletas, un hotel nunca terminado y hasta escaleras y caminadoras permanentemente apagadas.
El Dorado en Colombia supo invertir en los mismos 17 años: ya avanza la construcción de la tercera terminal, tiene sistema metrobús hasta la puerta, una estructura modernizada y un sistema de autopistas para atender la mayor demanda de usuarios. Panamá hizo lo propio, incluso comenzando desde más abajo.
En México construyen casi un aeropuerto completo para ampliar el enorme Benito Juárez. Claro, eso pasa cuando tienes tráfico aéreo suficiente, turismo suficiente y creciente, líneas aéreas necesitando espacio, etc. Pero Maiquetía está desolada. Las grandes aerolíneas, si acaso, tienen algún avión en rutas esporádicas durante la semana. Adiós aquello de «no-sé-cuántos vuelos diarios». Además no tenemos una línea bandera.
Viasa murió, Aeropostal nunca pudo y Conviasa es casi un chiste. Aeroméxico, Avianca, Copa, LAN y otras necesitan amplios «hubs» de conexiones internacionales para operar, pero en socialismo del siglo 21 mientras menos, mejor.
La grandilocuencia del discurso chavista no tiene fundamento en la realidad.
La gran foto de Chacumbele que recibe a los visitantes en Inmigración es elocuente.
«Sigamos juntos», reza. «Y estancados», le faltó.
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