Mala consejera es la arrogancia, por Simón Boccanegra
Hay gente a la que cualquier evento o jugada que les salga bien inmediatamente les sube los humos a la cabeza, tornándose intolerantes y arrogantes cuando alguna opinión o postura no concuerda con la de ellos. Un caso es el de Jorge Giordani. ¿Qué le pasa a este señor? El otrora apacible miembro del Cendes, ahora, cuando le toca enfrentar a diputados de la oposición, no aguanta preguntas, que para él son siempre «impertinentes», ni opiniones en contrario. El pasado miércoles, en su presentación ante la Comisión de Finanzas de la AN, para hablar del presupuesto para el 2013, ante las observaciones y preguntas de los diputados de la oposición, el señor Giordani, en un gesto de infinita soberbia, creyó necesario inquirir, retrecheramente, de esos parlamentarios si no recordaban quién había ganado las elecciones. Y el ordinariamente tranquilo diputado Jesus Faria remató comentando que «a algunos como que se les olvida». ¿Qué quiere el gobierno? ¿Qué quien perdió una elección no tiene ni siquiera derecho a hablar? ¿La oposición debería enmudecer cada vez que le toque interpelar a los próceres del chavismo? Es lo que pareciera sugerir tanta arrogancia. Giordani debería cuidar su salud, porque esas arrecheras, a su edad (a la cual todos vamos a llegar, porsia), podrían llevarlo a que se envenene con su propia bilis. Por otro lado y yendo a algo más serio, Giordani, no sé si lo cree, pero al menos lo dice, que el crecimiento económico de este año se debe a las políticas económicas que llevan su sello. ¿El desmadre del gasto público y el déficit fiscal de 18% no tienen nada que ver con lo que ha ocurrido? Porque lo que se distingue a simple vista como políticas económicas es gastar dispendiosamente y pedir prestado para llenar el hueco fiscal. ¿Es esa la política que favorece y promueve Giordani? Entonces no se ponga bravo y aguante cuando lo critiquen. Liso no va a salir de este despelote que ha creado.