Maldito el soldado…, por Teodoro Petkoff
Autor: Teodoro Petkoff
Los Jefes de Estado y de Gobierno presentes en la reunión del G15 ya no necesitan que nadie les explique que están en un país donde existe una profunda, dramática y peligrosa crisis política. Les bastará con ver las medidas de militarización de la ciudad tomadas por el gobierno, para supuestamente garantizar la seguridad del encuentro y de sus participantes. Kilómetros a la redonda del Teresa Carreño han sido tomados por la Guardia Nacional y por la Policía Militar, fuertemente armados y apoyados por tanquetas. Para los visitantes será meridianamente claro que el gobierno ha preparado un escenario de guerra contra su propio pueblo.
Chávez no podría haber dado mayor confesión de debilidad política. El disco rayado de su discurso sonará más hueco que nunca para unos señores que se sentirán sesionando en medio de un campamento militar. Lo grotesco de la situación no escapará, seguramente, a ninguno de los avezados políticos asistentes. Ya eso por sí solo constituye un enorme triunfo de la oposición.
A los invitados, en especial a Lula y Kirchner, veteranos de cualquier cantidad de luchas y movilizaciones populares contra dictaduras militares, la imagen les debe resultar familiar. Es la del poder; el poder despojado de todo maquillaje que disimule su arrogancia e intransigencia, oponiéndose al mero ejercicio de un derecho democrático.
Les resultará más fácil entender que aquí se pretende vulnerar el derecho constitucional del pueblo a solicitar un referendo revocatorio, y que la gente de todos los sectores sociales y políticos lo único que está exigiendo es que sea respetado ese derecho a decidir pacífica y democráticamente sobre su destino político inmediato. Chávez mismo no sabe, probablemente, qué tremendo impulso ha dado a su propia deslegitimación internacional.