Manipulación, por Teodoro Petkoff
Tan grave como la presencia de supuestos paramilitares colombianos en nuestro territorio, que pudieran estar asociados a planes de violencia subversiva, es el sesgo contra la Coordinadora Democrática que de inmediato le dio el gobierno a la captura de esos sujetos. Desde los primeros momentos ya el periodista del canal 8 que transmitía los sucesos, dejaba deslizar cada cierto tiempo, como al desgaire, la afirmación de que los detenidos están vinculados a la «coordinadora de oposición». Posteriormente, varios dirigentes del oficialismo se lanzaron, sin tapujos, a acusar a la Coordinadora Democrática y, en particular, Diosdado Cabello no se abstuvo de mencionar, por su nombre, a Enrique Mendoza, a quien, «coincidencialmente», enfrenta en la contienda por la Gobernación de Miranda. El propio Presidente señaló también a la organización opositora como involucrada en el caso.
Mueve a suspicacia esta asociación que el gobierno pretende establecer entre el presunto plan subversivo y las fuerzas políticas democráticas que animan la convocatoria del RR. Cuando falta poco más de dos semanas para los reparos, proceso en el cual el propio Chávez reconocía hace poco que se podían recoger las firmas necesarias para el RR, con lo cual la convocatoria de este sería inevitable, poner en tela de juicio la solvencia democrática de la CD, lanzando acusaciones genéricas contra sus integrantes, permite suponer una intención descalificadora, desmoralizadora e intimidatoria tanto hacia las organizaciones políticas que la conforman como hacia aquellos ciudadanos que tienen la decisión de ratificar sus firmas, evidenciada por la masiva participación en el simulacro de reparos efectuado el sábado pasado.
No se podría, con base en los hechos conocidos hasta ahora, descartar de plano la veracidad de lo puesto en evidencia por el gobierno. A pesar de que ya nos tiene acostumbrados a acusaciones truculentas que nunca demuestra y que nunca arrojan detenciones (el francotirador de Ciudad Bolívar, la bazuca contra el avión presidencial, por sólo recordar dos de ellas), imaginar que esto sea un «montaje» constituiría una especulación tendenciosa.
Por otro lado, hay gente en este país que no oculta sus intenciones subversivas y de la cual se pueden esperar chambonadas como la que tiene todas las trazas de ser el episodio de los supuestos paramilitares. Pero, por lo mismo, el gobierno está obligado a dejar de lado, ya de una vez, sus mañas misteriosas, y a exponer diáfanamente el resultado de las investigaciones, acusando a quien sea menester, pero suspendiendo de inmediato la campaña política, basada en señalamientos lanzados al voleo, sin demostración alguna, dirigidos a dañar a la CD. Una cosa es abortar presuntos o reales planes subversivos y otra, muy distinta, utilizar los hechos para debilitar el proceso democrático de consulta al soberano sobre la permanencia o no de Hugo Chávez en la presidencia