Mari Pili, por Simón Boccanegra

Autor: Simón Boccanegra
Por experiencia propia sé lo que significa sostener públicamente posiciones que van a contrapelo de la opinión predominante en los círculos de los cuales uno forma parte. Ya sabemos que en un ambiente de polarización y radicalización la lógica de que «los míos siempre tienen razón, sobre todo cuando no la tienen» lleva al asesinato moral de quienes, cuando es pertinente, se la conceden al adversario. Además, en ese ambiente existe siempre un «ultimadamente». «Ultimadamente» se le proporcionan armas al adversario cuando no se procede según el otro extremo polar: «los otros nunca tienen razón, sobre todo cuando la tienen». Al «enemigo» nunca se le puede dar la razón.También conozco la sensación de incomodidad que produce que los «otros» elogien algo que uno ha dicho o escrito. Tal vez Mari Pili Hernández está pasando por esta mezcla de sentimientos, por su artículo de la semana pasada, donde criticó las acciones represivas y pidió investigación y sanción para los responsables. Hay en esa posición un coraje y una honradez intelectual que uno extraña hoy en otros, que vienen de la misma escuela de la joven periodista pero que se han dejado vencer por la dinámica del poder por el poder. En quien más la extrañamos sus contemporáneos es en el «vivo inútil».