Marlene no tiene ciencia, por Simón Boccanegra
Pretender que en la selección de las autoridades de universidades o centros de investigación científica, como el IVIC, por ejemplo, tengan igual peso e incidencia los docentes o investigadores y los empleados administrativos y obreros es una demagogia balurda. Es como si en la designación del comandante del Ejército o del ministro de la Defensa, los empleados administrativos y obreros de la FAN tuvieran voz y voto. En el IVIC acaba de ocurrir esto. La ministra de Ciencia y Tecnología, Marlene Yadira Córdova, ha impuesto un director que hasta los propios investigadores afectos al gobierno habían considerado inadecuado para el cargo. Pero es el que querían los empleados administrativos y los obreros del instituto. Aparentemente, y ello explicaría el masivo y casi unánime rechazo de que fue objeto por parte de los científicos, el propuesto posee credenciales mediocres, pero con la misma lógica de los tumbadores de la estatua de Colón, la ministra hizo valer la chapa: su candidato y ahora director, es hombre del proceso. Eso, por lo visto, es más que suficiente. Este es un igualitarismo absurdo y no un acto de justicia. Confunde campos que poseen funciones completamente diferentes, ignorando la especificidad de cada uno de ellos. Es como si para la elección del sindicato de obreros votaran los investigadores.