Mentiroso, mentiroso; por Simón Boccanegra
La mentira se ha vuelto una parte tan consustancial al discurso de Chacumbele, que de hecho constituye su segunda naturaleza. Sus mentiras son como palimpsestos: esos textos antiguos, en pergamino, donde cada nuevo escrito se sobreponía al ya colocado anteriormente.
Así miente Chacu; sobre un mismo tema acumula mentiras sobre mentiras, una encima de otra, incluso muchas veces negándose entre sí. Hace poquitos días dijo que la Cuarta República vendía el petróleo a seis dólares en tanto que él lo vende a 100.
Chacumbele sabe perfectamente cómo se conforman los precios del crudo, que dependen del mercado y de la oferta y la demanda, pero, como siempre, inventa esa mentira de que un gobierno aislado puede determinar las alzas y bajas en los precios para efectos del autobombo.
Él, Su Suprema Majestad, subió los precios. ¿Cómo le explicaría Chacumbele a un camarada curioso que los precios se cayeron a cuarenta dólares hace algunos meses?
Pero en la misma monserga soltó esta otra perla: “Para sus adversarios el pueblo es el hampa”. Hay que ser un verdadero irresponsable para decir cosas como esta, que, por lo demás, tiene trece años repitiendo incansablemente, como esa otra de que sus adversarios “odian” a las Fuerzas Armadas.
Ese es el verdadero discurso del odio. Chacumbele quiere que una parte del país odie a la otra y todo su gobierno lo ha dedicado a tan canallesco propósito. Lo interesante es que no le funciona.
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