Mentirosos comunes, por Teodoro Petkoff

Autor: Teodoro Petkoff
Dijo ayer Jesse Chacón, como vocero del gobierno, que en Venezuela no hay presos políticos y que los detenidos en los días pasados “son por delitos comunes, tipificados por las leyes”.
Si a Jesse Chacón se le hubiera aplicado ese criterio cuando él y otros se alzaron, también habría podido ser calificado de delincuente común. Como consecuencia de sus actos se produjeron muertes, destrucción de bienes, obstrucción de vías de tránsito. De hecho, causaron los alzados daños muchísimo mayores que los que se les podrían imputar a los detenidos de hoy.
Sin embargo, no fueron calificados de delincuentes comunes. Los delitos que cometieron poseían una evidente inspiración política y el gobierno de la época les dio el lógico tratamiento de prisioneros políticos. Fueron recluidos en establecimientos militares, se les dio un trato caballeroso, con pleno respeto por sus derechos. Chávez, la primera vez que se rindió, también recibió el trato que correspondía a su condición de preso político y militar. Primero estuvo en la todavía prisión militar del Cuartel San Carlos y cuando él y sus compañeros fueron trasladados a la cárcel de Yare, se les ubicó en un anexo especialmente construido para ellos, muy lejos de los presos comunes. Pero, este gobierno “humanista” no procede así. No hay grandeza en sus personeros. Actúan con bajeza y espíritu vengativo.
No solamente califican de delincuentes comunes a quienes fueron detenidos en actos de obvia inspiración política sino que, además, los tratan como tales, recluyéndolos en las infernales cárceles del país, aun a sabiendas de los riesgos de vida y/o abuso sexual y otros vejámenes a los que los someten. (A pesar de toda la paja que habló Chávez, a partir de su experiencia directa como preso, prometiendo superar rápidamente ese desastre que son los penales, la revolución “bonita” ha visto, imperturbable, cómo la situación no ha variado durante estos cinco años.) Dijo Jesse también, que los detenidos no lo son del gobierno sino de los tribunales. Pero una jueza que ordenó la libertad de algunos de ellos fue instantáneamente expulsada de su cargo. Los otros entendieron el mensaje y operaron como agentes de venganza y no de justicia.
Porque a la falta de nobleza de los “héroes” de la “revolución” se une el cinismo. Tiran la piedra y esconden la mano. Jesse Chacón también es amnésico. Se preguntó por qué en otras épocas los medios no se han preocupado tanto por los derechos humanos. Con revisar solamente los medios de los días del 4F y el 27N podría matarse con sus propios ojos. Es siempre el pasado como coartada. Hoy se puede ser corrupto y ladrón porque antes también hubo quienes lo fueron. Se pueden cometer abusos, arbitrariedades y crímenes porque los adecos o los copeyanos los cometieron.
Se pueden violar los derechos humanos porque en la Cuarta también se violaron. Es el colmo de la miseria intelectual y política. Lo increíble es que incluso intelectuales vinculados al régimen se escudan en el pasado para atenuar o excusar las tropelías y desmanes del presente. ¡Como si toda esta vaina no se montó, supuestamente, para adecentar a Venezuela!
El poder siempre miente, escribió alguna vez nuestro vivo inútil. Hoy lo sabe por experiencia directa. Pero ahora la mentira es política de Estado y tiene hasta un ministerio, que ya casi se llama Ministerio de la Verdad, que produce un programita de TV llamado, casualmente, Diez minutos con la verdad. Ni a Orwell se le ocurrió en su novela 1984 esta maravilla de doblez y cinismo.