Miguel Albujas: Una transición no solo es inevitable sino deseable
El director del Instituto de Filosofía de la UCV estima que Nicolás Maduro no va a poder revertir la actual situación y que la transición está garantizada por la acción de la comunidad internacional.
El director del Instituto de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Miguel Albujas, estima que el cambio de conducción política en Venezuela es inminente y que es cuestión de semanas o incluso días para que se inicie un período de transición en el que se restablezca el sistema democrático y se comience a enfrentar los graves problemas del país, como la escasez de bienes y servicios.
“La transición es una necesidad imperiosa ya que el régimen de Maduro no puede revertir la situación de deterioro generalizado en la que se encuentra el país. Si el régimen pudiera continuar, situación que es un supuesto negado, la pregunta inmediata es cómo puede resolver la crisis un gobierno que la ha generado”, expresó el profesor e investigador de la UCV en entrevista con TalCual.
Albujas, quien es doctor en Ciencias Sociales y tiene maestría en Filosofía y Ciencias Humanas, considera que la crisis en la que está sumida la nación surgió por la incapacidad gerencial manifiesta de quienes tienen las riendas del Estado y que además es parte del diseño político aplicado por el chavismo durante casi 20 años.
“La crisis venezolana representa el mayor compendio de decisiones insensatas, articuladas con algunos rezagos ideológicos caducos y desacertadas concepciones del Estado y de la política”, acotó
Con esto en mente, la institución que dirige prepara el evento Venezuela Busca Soluciones Transición Democrática Quince Problemas, Quince Soluciones, a desarrollarse próximamente en los salones de postgrado de Humanidades y Educación de la UCV, para la que se conformaron quince mesas de trabajo, una por área y en las que diferentes expertos harán sus aportes para presentar una planificación a la nueva gestión del país, para que se ponga en práctica en los primeros 100 días de gobierno.
“El objetivo consiste en proponerle al país un conjunto de soluciones concretas e inmediatas sobre una diversidad de problemas que afectan de manera substantiva la vida cotidiana de los ciudadanos. Los servicios y temas seleccionados tienen importancia capital para la vida normal de la nación, los cuales deben ser atendidos con carácter de urgencia por dos razones, primero por el elevado nivel de deterioro en el que se encuentran y segundo por la repercusión que tienen sobre la calidad de vida de los venezolanos, incluido el tema de la supervivencia de grandes sectores de la población. Estas propuestas deben ser implementadas de forma inmediata si se quiere resolver la catastrófica emergencia que constriñe la vida de los venezolanos”, advirtió.
Antes y después
Consultado sobre la diferencia del actual momento de crisis políticos con otras ocasiones cuando se planteó la inminencia de un cambio político, como en el golpe de Estado de abril de 2002 o las protestas de 2017, Albujas apuntó que la actual posición de la comunidad internacional, en especial de Estados Unidos, es determinante para garantizar la salida del gobierno del chavismo.
“Hoy el escenario internacional comprende perfectamente la estructura formal delictiva del régimen chavo madurista. Hoy el mundo internacional sabe que Nicolás Maduro ejerce el poder de forma despótica y que su forma de gobierno está emparentada con los modelos totalitarios clásicos, que por su especificidad, hemos denominado neototalitarismo”, expresó.
Añadió que el mundo “por fin comprende los vínculos orgánicos que tiene el régimen de Maduro con otras redes delictivas del ámbito mundial, entre las que destacan grupos guerrilleros convertidos en carteles de la droga como las FARC y el ELN, grupos terroristas del Medio Oriente y las enormes redes de corrupción desplegadas por el mundo. Esta estructura criminal transnacional ha hecho que la Venezuela, en el período Maduro, sea peligrosa en extremo para las finanzas hemisféricas”.
Otro aspecto que, según la visión de Albujas distingue este proceso de los anteriores, es el de la migración: “La diáspora venezolana ha tomado dimensiones inimaginables para una población que migraba en porcentajes mínimos. Esa migración masiva se ha convertido en un problema financiero y de salubridad para la región, lo cual hace que los países vecinos se ocupen del tema con cierta preocupación por la situación de Venezuela. Con base en estos problemas mencionados, los Estados Unidos de Norteamérica han puesto verdadero interés en apoyar a Venezuela para que salga de la dictadura madurista, regrese a la democracia y resuelva los problemas creados por el chavismo de forma planificada a lo largo de 20 años”.
¿Puede el Gobierno puede mantenerse indefinidamente por la fuerza?
En las bases conceptuales definidas por Max Weber acerca de la legitimidad política, el autor muestra la relación entre legitimidad y fuerza. Por legitimidad Weber entiende “Voluntad de obediencia”, la “Voluntad de dominación” que tiene una determinada población acerca de los mandatos. La aceptación voluntaria de los mandatos hace que exista legitimidad y, por tanto, la fuerza no es necesaria.
Por el contrario, cuando el ciudadano no está dispuesto a acatar los mandatos porque los considera irracionales, el que manda debe utilizar la fuerza para imponer su voluntad. Maduro no goza de legitimidad, por tanto debe utilizar la fuerza, la represión, la coacción para mantenerse en el poder. Los regímenes de fuerza en el contexto del mundo globalizado tienen muchas debilidades y en el régimen de Maduro se están expresando.
Esta situación justifica la intervención de la comunidad internacional, especialmente la de los Estados Unidos, pues no se puede permitir que un régimen asesino extermine a su población simplemente por mantener sus negocios y su empresa criminal. En el contexto del Nuevo Orden Mundial no es posible mantenerse indefinidamente por la fuerza, por lo menos en el hemisferio occidental.
¿Determina la fuerza solamente la Fuerza Armada?
En la teoría política importa más el poder que la fuerza. La FANB detenta las armas de la República, pero no pueden cometer actos de genocidio sin que intervenga la comunidad internacional y el derecho penal internacional. Por cierto, a pesar del deplorable rol de las fuerzas armadas nacionales durante los últimos años, debemos señalar que no existe una fuerza armada homogénea, hay factores institucionalistas que pudieran actuar, eventualmente, en defensa del país y sus intereses.
“El poder en la sociedad se expresa de forma reticular, las fuerzas armadas es solo una de esas raíces, existen muchas otras. La sociedad civil organizada, los gremios, los colegios profesionales, las universidades, los partidos políticos, las iglesias, los empresarios, los medios de comunicación, en fin, el poder se manifiesta de múltiples formas y con diversas características. La fuerza armada es un componente importante del poder, pero no es el único”, añadió.
¿De cuánto tiempo dispone un nuevo gobierno para enrumbar el país y se genere un nuevo descontento en la población?
La pregunta es compleja, pues dependen de muchas variables que son imposibles de determinar, de forma racional, previamente. En condiciones ideales, tendríamos que con un presidente sensato, buen programa de gobierno y la mejor disposición de la población del país, la recuperación de Venezuela pudiera ser relativamente breve, en pocos meses notaremos un enorme cambio.
Por ejemplo, en nuestro evento Venezuela Busca Soluciones, estamos trabajando para resolver las dramáticas emergencias en basura, medicamentos, suministro de agua, generación de electricidad, transporte, vialidad, industria petrolera y el área sanitaria, entre otros temas, pensando en los primeros 100 días de gobierno. Esta propuesta es para atender la coyuntura. Ella se debe integrar posteriormente con planes y programas a corto, mediano y largo plazo para que las soluciones en cada una de las áreas sean duraderas en el tiempo.
“Pero, más allá de lo temporal, hay que destacar que Venezuela cuenta con profesionales de altísimo nivel de formación, muchos de ellos egresados de las mejores universidades del mundo, que estamos dispuestos a dedicar nuestro conocimiento y tiempo a reconstruir este país devastado. El recurso humano calificado y la buena actitud del venezolano nos hacen sentir profundamente optimistas sobre el futuro mediato en inmediato de nuestra nación”.
¿Cómo se financiarán los proyectos del gobierno de transición?
Existen diversas vías de financiamiento. Están los organismos multilaterales que, estoy seguro, tendrán la mejor disposición de auxiliar a Venezuela. Adicionalmente, al producirse un cambio de régimen, gran cantidad de inversionistas extranjeros traerán recursos mil millonarios para invertir ya que gran parte del país hay que hacerlo o rehacerlo. Los cálculos hechos por economistas serios, indican que esto será así.
Hay una tercera vía que resulta interesante; con la aprobación de una Ley de repatriación de capitales podríamos recuperar la inmensa fortuna que se robaron en los últimos 20 años. Ese dinero debería ser usado en obras de interés social y en infraestructura. La cuarta fuente de financiamiento para salir de la coyuntura negativa es la privatización de muchas empresas que hoy están en manos del gobierno y que no resultan de importancia para la constitución de un Estado racional. Entre otras, bancos, líneas aéreas, hoteles, cementeras, haciendas y muchas más.
Hugo Chávez llegó al poder enarbolando las banderas de la justicia social ¿Cómo se evita que nuevamente surja un líder carismático, populista?
Cierto, Chávez enarboló la bandera de la justicia social pero solo en el discurso, su ejercicio empírico del poder negaba la justicia social que enunciaba. De hecho, hoy hay menos justicia social que en 1998. El chavismo se convirtió, por diseño expreso, en una inmensa fábrica de pobreza.
“Con relación al surgimiento de un líder carismático, debemos señalar que no se puede evitar. Pero el líder carismático no es un problema en sí mismo. Se convierte en problema cuando él tiene un modelo totalitario y/o antidemocrático, como norte político. Para que se desarrolle un régimen totalitario, además de este líder con vocación hegemónica, deben confluir un proceso de deslegitimación y socavamiento de las bases que sostienen a la sociedad en su conjunto, sumado a unas masas perversas que se adscriban al modelo totalitario.
Sobre estos dos aspectos sí se puede trabajar para hacer prevención. Aristóteles privilegiaba el bienestar de la clase media como factor para mantener a un determinado régimen político y en esto tenía razón. Hay que fortalecer las bases sociales y construir una gran clase media vinculada a los valores de la democracia. El otro aspecto importante es enseñar a la sociedad a tener conductas responsables sobre lo político. La pedagogía política en favor de la democracia es un excelente recurso que se debe implementar en el ámbito educativo”.
A finales del siglo XX en Venezuela se había producido un descrédito de los partidos e ideologías, en el marco de la postmodernidad.
Si, efectivamente ese planteamiento es correcto, pero es conveniente enmarcarlo en el siguiente escenario; existen dos características negativas de la globalización que inciden en este fenómeno, por un lado el debilitamiento de la política y de lo político en favor de un modelo de mercado que interviene en el diseño de Estado. A este proceso se le ha identificado como el surgimiento de la antipolítica o subpolítica, tal como la denomina Ulrich Beck.
Aparece la desvalorización de la política como forma para diseñar el Estado en favor del mercado. Por otro lado, se produce un acelerado debilitamiento del Estado nación en favor de un Estado transnacional. El proceso de globalización debilitó a los Estados nacionales de forma significativa. Particularmente sufrieron un descalabro aquellos estados nacionales que tenían estructuras débiles.
Francis Fukuyama calificó a los estados débiles como aquellos en los que la institucionalidad funciona de manera precaria, siempre sometida al poder ejecutivo. La postmodernidad contribuyó de forma negativa en este proceso, en tanto generó la matriz de que la razón es opresiva cuando lo que permitió, fue la creación de mecanismos científicos para vigilancia, el control y el castigo de los sujetos.
El término “sujeto” implica que el hombre está sujetado a la estructura de la razón. Es la concepción del “sujeto sujetado” de Luis Althusser. Desde la concepción postmoderna, se condena a la razón en el sujeto y, por la influencia de las premisas neoliberales, la racionalidad pasa al mercado. Desde este enfoque, el hombre debe recuperar el vitalismo del cuerpo, el hedonismo, con lo cual la política deja de tener significado. Los postulados postmodernos contribuyeron al desarrollo del discurso de la antipolítica. Con la aplicación de las premisas postmodernas, la racionalidad pasó al mercado y el hombre tendría que regir su vida, no porque la razón que es opresiva, sino por el hedonismo y el vitalismo.
¿Se debe ese ascenso del chavismo a que en Venezuela el pensamiento occidental racional no contaba con bases sólidas?
Más que una debilidad de las bases sólidas del pensamiento occidental, el ascenso del chavismo se efectúa por la confluencia de una profunda debilidad institucional del Estado, propia de nuestros países latinoamericanos. Pero estos acontecimientos históricos no se pueden explicar de forma monocausal. A este hecho hay que integrarle varios elementos entre los que destacan uno, el surgimiento de un liderazgo carismático perturbado, representado en la figura de Hugo Chávez; dos, el diseño de un Estado improvisado; tres, una dirigencia política profundamente ambiciosa con precaria formación; cuatro, una enorme deuda social y, finalmente, la complicidad de grandes sectores de las fuerzas vivas de la nación que no midieron las consecuencias de apoyar a Hugo Chávez. Gran parte de los sectores importantes del país apoyaron a Chávez para castigar a los presidentes Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera, pensando ingenuamente que podrían manejar a su antojo al teniente coronel.
Fue suicida la postura de algunos políticos, empresarios, medios de comunicación, sectores de la Iglesia y, sin duda, la de las Fuerzas Armadas. El surgimiento del chavismo implicó una cadena de errores de los factores políticos y de las fuerzas vivas del país. En algún momento los venezolanos comprenderemos en su verdadera y adecuada dimensión, el proceso complejo en el que se desarrolló la propuesta de Hugo Chávez.
¿Cómo lograr que la población entre en un esquema de dominación como plantea Max Weber?
Para Max Weber existen tres tipos puros de dominación, a saber la tradicional, la carismática y la racional. Lo importante de los tipos puros de dominación es que generen legitimidad, o sea “voluntad de obediencia” en la población. La legitimidad se logra en tanto los mandatos tienen un carácter racional-formal, esto es, en tanto respetan las normas del derecho.
Al estado racional weberiano le da forma el derecho romano que son fórmulas “cuasi mágicas” (Weber) que acaban con la discrecionalidad del funcionario. Reglas claras en el sistema jurídico (derecho romano), reglas claras en el terreno económico (capitalismo ético). Esas son las principales características del estado racional. Desde este enfoque weberiano, para que se desarrolle un Estado racional es menester educar a la población desde la concepción occidental. El estado moderno es el estado racional y la población debe formarse en esos principios, en esa historia de Occidente.
¿Qué nos diferencia de países como Cuba?
Las diferencias con Cuba son notables, pero solo me referiré a tres que considero básicas. Primero, Venezuela es un país que tiene en el “ADN” de su población, el “gen” de la democracia. Los cuarenta años de la democracia civil no pasaron en vano, introyectaron valores y virtudes de la democracia en el país. Tanto así que las veces que Chávez intentó transgredir de forma explícita ese apego democrático, generó terribles conflictos.
Señalo dos ejemplos, a finales del año 2001 con la aplicación de las 49 leyes, proceso que terminó con la marcha del 11 de abril de 2002, y cuando el referéndum del año 2007 (reforma constitucional), que resultó en una aplastante derrota electoral. La población quería un presidente que los tomara en cuenta, pero que tuviera talante democrático.
El segundo aspecto, en opinión de Albujas, es que las Fuerzas Armadas venezolanas tuvieron formación democrática a pesar de los grandes errores cometidos por la dirigencia política con relación a su formación y desempeño. “Por esta razón, el régimen de Hugo Chávez tuvo que establecer mecanismos de control sobre sus actuaciones, especialmente a través del G2 cubano, ya que Chávez no confiaba en ellas. Sobre las Fuerzas Armadas venezolanas se estableció lo que Michel Foucault llamó una economía política del detalle, o sea un programa depurado de control, vigilancia y castigo. Las Fuerzas Armadas cubanas se formaron como una fuerza pretoriana del régimen de Fidel Castro. Fueron hechas bajo el formato de una silueta totalitaria castrista”.
La última diferencia con el proceso cubano es que “el inmenso desarrollo industrial venezolano se diseñó sobre la base de empresas libres. El diseño de un país democrático expresa en sus instituciones y en sus industrias el “aroma espiritual” que le es esencial al modelo. En otras palabras, el aroma espiritual de la democracia liberal es la libertad. El hombre que trabaja en estas empresas siente empíricamente la libertad. Producción de libertad como industria. Por supuesto esto no fue así en el caso cubano”.