Miguelito no será el único en el Salón de la Fama, por Tulio Ramírez
Twitter: @tulioramirezc
Lo de Miguel Cabrera no es cuento. Nadie se podía imaginar que, ese mozalbete nacido en la Pedrera, estado Aragua en 1983, fecha cuando la mayoría de mis lectores ya estaban casados, con hijos, hipoteca, carro usado y sin planes para huir del país, iba a escribir la historia de éxitos que ha escrito y que continúa escribiendo en su transitar por las Grandes Ligas.
En 2003 salta de su Maracay querida a los Marlins de Florida, a repartir los batazos necesarios para guiarlos hasta la Serie Mundial. Recuerdo durante ese clásico a un Miguel Cabrera con cara de niño y cuerpo de adolescente. Tenía apenas 20 años pero con el aplomo y la actitud de un veterano corrido en 7 plazas. Entre Miguelito y el colombiano Edgar Rentería, llenaron de orgullo a Latinoamérica en esa Serie Mundial.
Derrotar a esos Yankees de Derek Jeter, Bernie Williams, Alfonso Soriano, Jason Giambi, Luís Sojo, Jorge Posada, Rubén Sierras, Andy Pettite, Mariano Rivera y tantas estrellas dirigidas por el inefable Joe Torre, no fue cualquier concha de ajo. No solo se enfrentaban a un equipo de estrellas consolidadas sino a la tradición de una franquicia cuya camiseta se veía inmensa frente a unos Marlins con pantalones cortos pero con un inmenso corazón.
Han pasado 20 años y el hijo de Miguel y Goya va rumbo a Cooperstown. Desde hoy, a la fecha de su retiro, seguramente acumulará mucho más de 500 jonrones, más de 3000 hits, más de 600 dobles. Su nombre estará junto a los más grandes del beisbol, para orgullo de toda Venezuela.
Pero no solo Cabrera llegará al Salón de la Fama. El gobierno revolucionario del socialismo del siglo XXI también ha acumulado numeritos para optar a un lugar privilegiado, pero en otro Salón de la Fama, el de los peores gobiernos de los últimos 100 años en el mundo.
Las cifras hablan por sí solas. La hiperinflación se llevó por los cachos a todos los países que disputaban ese rubro. Por 4 años consecutivos fue el país con mayor inflación sobre la Tierra. Eso se llama consistencia. Solo un cachito, según el Fondo Monetario en 2022 el país que ocupa el segundo lugar en inflación es Sudán con 245,1%, mientras Venezuela puntea con 500%, síntoma de que las cosas se siguen arreglando.
En cuanto al salario mínimo en la región, no hay quien le ruja en la cueva a la revolución bolivariana. Destronamos a Haití (16 $) y Cuba (67 $) desde hace un buen rato. Nuestros 2,16 $ como salario mínimo, nos coloca de manera indiscutible, como líderes en ese rubro y sin contrincante alguno que nos dispute ese lugar por los próximos años.
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En cuanto al Top del índice de percepción de corrupción de 2012 a 2021, se ha estado batallando con 180 países para estar en los puestos salidores. La pelea ha sido dura pero siempre existe la esperanza de que se descubran nuevos casos de apropiación indebida de recursos públicos que nos encumbraran al primer lugar.
En esta materia la cosa no ha sido fácil, pero los avances son indudables. En la actualidad ocupamos el lugar número 5 por detrás de legendarias figuras en el ramo de la corrupción como Sudán del Sur, Somalia, Siria y Yemen. Con tesón y esfuerzo estamos seguros que la percepción sobre nuestro país en esa materia se generalizará
Que me perdone Miguel y sus fanáticos (entre los cuales me encuentro), por el recurso del paralelismo utilizado. En realidad uno no tiene nada que ver con el otro. Las hazañas de Miguel enorgullecen al país y ponen en alto el nombre de Venezuela. En cambio, los “logros” del socialismo del siglo XXI dejan un mal sabor en nuestros compatriotas y avergüenza nuestro gentilicio. Esa es la diferencia.
Tulio Ramírez es Abogado, Sociólogo y Doctor en Educación. Director del Doctorado en Educación UCAB. Profesor en UCAB, UCV y UPEL.
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