Milicia: el Ejército paralelo, por Teodoro Petkoff
Que la tragedia reciente causada por las lluvias no fue sino un pretexto para clavarle al país una ley habilitante que bien poco tenía que ver con medidas de emergencia para hacer frente a la crisis humanitaria, lo demuestra la reforma de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional (Lofan). El Presidente, sencillamente, utilizando la coartada del desastre causado por las lluvias, y ante la perspectiva de una Asamblea Nacional diferente, se atribuyó a sí mismo facultades legislativas de carácter general, mucho, pero muchísimo más allá, de las que hubiera podido plantear la emergencia de las inundaciones.
De allí esta reforma de la Lofan, cuyo propósito es estrictamente político, dirigido a consolidar la existencia de un cuerpo militar pretoriano, la Milicia Nacional Bolivariana, definitivamente transformado en el quinto componente de la FAN, paralelo (y eventualmente contrapuesto) al Ejército.
Desde su concepción, la Milicia, creada a contrapelo de la decisión mayoritaria del pueblo, que la rechazó en el referéndum sobre reforma constitucional en 2007, nació como un cuerpo militar, clara y abiertamente político, cuyos integrantes, cuidadosamente filtrados, son militantes del PSUV. Se trata de un brazo armado al servicio del Presidente y su partido y no de la nación. En estricto sentido, es una guardia pretoriana, aquel cuerpo armado que protegía exclusivamente a aquellos altos gobernantes del Imperio Romano llamados «pretores».
Tampoco se puede esconder su condición de posible contrapeso al Ejército, en el cual, a pesar de los doce años de intensa politización chavistoide, subsiste un sustrato institucional en el cual el caudillo no confía plenamente o desconfía de plano. La Milicia, cree él, le asegura lealtad personal. No existe ninguna otra justificación para su creación.
Ahora, la cuarta reforma de la Lofan persigue consolidar de modo definitivo la institucionalización (inconstitucional, ya ha sido dicho) de la Milicia. La clave de este objetivo está en el artículo 66 de la Lofan reformada. Dice, a la letra: «Pertenecen a la categoría de milicia quienes sin ejercer la profesión militar manifiesten voluntariamente ingresar a la Milicia Nacional Bolivariana». ¿Qué significa esto? Rocío San Miguel ( Tal Cual , 24/3/11) lo explica con claridad meridiana: «La milicia pasa a ser definitivamente: 1) Un cuerpo armado al margen de la Ley. 2) Una institución paralela a la FAN, no autorizada por la Constitución para su funcionamiento. 3) Una forma de asociación armada de individuos, que sin poder aplicársele el contenido de los artículos 328 y 330 de la constitución, `pues no ejercen la profesión militar’, pueden estar inscritos en el PSUV y a la vez se encuentran facultados por el Presidente de la República para empuñar las armas de guerra de la nación…». Todo esto conduce, tal como lo apunta San Miguel, a la transferencia definitiva y permanente de armas de la República a los integrantes de las MNB, la cual contará en lo adelante incluso con oficiales y sargentos propios y no, como hasta ahora, los provenientes del Ejército. Como se ve, pues, la MNB pasa a ser un componente gemelo del Ejército y al paso que vamos, no sería extraño que una próxima reforma le adjudique también el manejo de material militar pesado, a semejanza de la Guardia Republicana de Irán. Hay que seguir con el tema porque es de los pasos más graves y cargados de consecuencias que ha dado Chávez en su empeño de perpetuarse en el poder.