Militarización de la sociedad
Hace unas dos o tres semanas dos emisoras radiales del estado Guárico fueron clausuradas temporalmente por Conatel con base en supuestas irregularidades administrativas que les habría detectado el ente regulador. Pero, la noticia no fue esta. La noticia fue que para la clausura las sedes de ambas plantas radiales fueron tomadas por fuerzas militares, en un aparatoso operativo que un observador desprevenido habría atribuido a la presencia en las emisoras de gente armada y atrincherada, dispuesta para la pelea. Sin embargo, no había tal. De hecho, los propietarios de las radios admitieron la mora administrativa y las faltas cometidas. Un motorizado, llevando la orden de Conatel, habría sido más que suficiente para aplicar la sanción. ¿A qué venía, pues, el despliegue militar, completamente innecesario? Fue, quizás, la primera aplicación de la nueva Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional. La presencia militar, completamente injustificada, dada la naturaleza absolutamente civil del procedimiento sancionatorio, y la inexistencia total de problemas de orden público –ni graves ni ligeros–, sólo se explica como un mecanismo intimidatorio. La absurda movilización militar tenía el objetivo de asustar a la gente. «Fíjense de lo que somos capaces», era el mensaje subyacente. Se quiso mostrar el rostro duro de una capacidad represiva militar, disponible para cualquier operación en la cual quiera involucrarla Chacumbele. Fue la primera utilización de la FAN como fuerza policial convencional. En situaciones extraordinarias de orden público, en las cuales las fuerzas policiales civiles fuesen eventualmente desbordadas por el desorden, está prevista la actuación de la FAN. No era este el caso en el episodio que comentamos. Militarización de la sociedad es el nombre del juego.