MUD enfrenta el reto: Referendo en 2016
Autor: Saraí Coscojuela
La historia que pretenden aplicar al referendo revocatorio que solicita la Mesa de la Unidad Democrática en 2016 deja mal parado al Consejo Nacional Electoral. Entre 200 y 319 días necesita el organismo electoral, según los cálculos realizados en los procesos que se llevaron a cabo en 2004 y 2007 -revoctorios locales-, a pesar de contar con una plataforma tecnológica distinta.
A falta de tres meses para que culmine el año, la Unidad busca consolidar la manifestación popular como forma de presión política y social contra el Gobierno de Nicolás Maduro. Para concretar el referendo deben recoger 3.893.129 manifestaciones de voluntad, y luego esperar un mes para conocer si son aceptadas por el CNE y que se realice el llamado a elecciones, aunque la verificación pudiera hacerse en tiempo real.
Diversos especialistas coinciden en que la única forma de lograr la activación del revocatorio este año (aunque el CNE haya informado que podría realizarse el primer trimestre de 2017) es que la ciudadanía se adueñe de esta vía constitucional.
El politólogo Luis Salamanca advierte que la recolección del 20% es un `gran filtro’ para que la ciudadanía se plantee una acción más profunda y concretar el referendo este año. «Si este Estado funcionara constitucionalmente, la designación de los dos rectores que deben tomar posesión de sus cargos el 4 de diciembre pudiera cambiar el panorama, pues se cambiaría la correlación de fuerzas en el CNE y podrían tomar la decisión de no tomar los 90 días para que se realice la elección, con lo cual podríamos tener referendo el 10 de enero».
La otra posibilidad de que el revocatorio pueda realizarse este año es que la población tome una posición de protesta más beligerante, destaca Salamanca, aunque la probabilidad de que esto ocurra es baja porque supone que el pueblo tome las calles hasta que el revocatorio se dé este año. «Hay que decirlo de forma clara, con la sola acción de la MUD y el 20% de firmas no es suficiente para que el revocatorio se realice este año, necesitas una acción popular más dura, no para saquear, sino para exigir ese derecho que está en la Constitución».
Ramón Guillermo Aveledo, ex secretario ejecutivo de la MUD, opina que la oposición debe mantener un mensaje coherente por unificado y por unitario, y expresarlo constantemente para compensar el desequilibrio comunicacional. «Deben evidenciar la relación del RR como solución a la crisis política y con la superación de la crisis económica que cada vez más impacta la vida de la gente».
Además, Aveledo considera fundamental la activación popular «pero hay que saber administrar con pulso y decisión las movilizaciones para procurar que vayan intensificándose, sin desgastarse ni cansar a la gente y que sirvan para mantener el foco en las firmas, que es la movilización decisiva».
Para Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos de la Universidad Católica Andrés Bello, el Consejo Nacional Electoral creó condiciones para no decirle que no al referendo revocatorio, pero lo suficientemente complicadas para generar diferencias dentro de la oposición, «entre una mayoría, digamos los partidos más grandes, que dicen `aceptemos el reto’ y los otros partidos que dicen `si lo aceptamos así las cosas se pueden complicar’».
Sin embargo, Alarcón refiere que a pesar de las dificultades y según las mismas cuentas de la Mesa de la Unidad Democrática, el 20% de las firmas se puede lograr, «pero no van a poder tener esa cantidad enorme de firmas, que habrían podido tener si establecieran el mismo tipo de logística que se establece para una elección, donde se crean las condiciones para que participe todo aquel que quiera. Eso es justamente lo que quiere evitar (el Gobierno)».
Igualmente, Juan Manuel Trak, investigador del Centro de Estudios Políticos de la UCAB, considera que todo está planteado para propinarle una derrota política a la oposición, a través de la manipulación del propio sistema. «Pueden decir, `nosotros los dejamos recolectar las firmas, pero ustedes no lo lograron en Delta Amacuro, que es solo el 0,06% del Padrón Electoral’».
Más allá de esto, los analistas consideran que hay cosas que puede hacer la Mesa de la Unidad Democrática para que el evento de recolección del 20% pueda ser exitoso. Para Trak lo fundamental es la movilización de los ciudadanos, «es importante para generar un movimiento masivo, independientemente de la efectividad del proceso, pero que haya una demostración de calle, de que la gente realmente quiere el revocatorio, que trascienda incluso a la MUD».
Alarcón expone también que para el 20% hay «dos caras de la moneda», uno viene siendo el proceso administrativo que corresponde específicamente a captar la huella y otro que es el evento político, donde debe estar presente la movilización de la gente. «Los ciudadanos que quieran manifestar su voluntad deben ser visibles y después se pueden hacer eventos simultáneos, que pueden ser posteriores a la recolección de las firmas».
Además, Juan Manuel Trak advierte que con estas reglas impuestas por el CNE, lo que busca el Gobierno es justamente que la oposición se salga del camino político y electoral, que es donde tiene mayor fortaleza e irse a un juego no electoral donde el Gobierno tiene un mayor control de las instituciones. «No es un dilema fácil para la oposición, sobre cuál es la estrategia más acertada, en un contexto de alta incertidumbre. Pero el camino que escogió la MUD es el electoral, a pesar de las grandes dificultades y todo lo que representa el obstruccionismo del CNE, no solo con las condiciones de ahora sino también con el 1%».
Lo que sí considera el investigador, que más allá de los resultados de este proceso del 20%, la MUD debe abrirse más a la sociedad civil, para conformar una especie de frente nacional, para que exista algo más que una unidad electoral, «independientemente de estos resultados, sino también por el rescate de la institucionalidad democrática y también por la calidad de vida de todos los ciudadanos».
¿2017 ES DESCARTABLE?
El profesor Luis Salamanca señala que primero se debe evaluar si efectivamente es verdad que se realizará en 2017, pues a su juicio, el Gobierno juega con esta opción para engañar a la población cuando ellos no quieren ningún revocatorio. «El Gobierno está evaluando constantemente no liquidar el referendo, tenerlo como una opción pues se podría utilizar en 2017 si los opositores se desmoralizan, se desmovilizan y no van a llegar a los votos necesarios para ganar este revocatorio.
Esa opción la manejaría el Gobierno in extremis, como una última instancia, porque la finalidad es no hacer ninguna elección».
La oposición debe tener claro que si el referendo se da en 2017 tienen que movilizar a la población para concretar este objetivo, afirma Salamanca. «Pueden revocar a Maduro, y aunque ejercería un vicepresidente chavista, se pone en crisis toda una estructura de poder. Debemos recordar que revocar un presidente no son conchas de ajo, es un hecho transcendental y que conmueve, lo que genera debilitamiento y peleas internas dentro del PSUV».
El error estuvo en algunos líderes de la MUD al decir que no tiene sentido un revocatorio en 2017, pues el proceso político no se detiene el 31 de diciembre de 2016 y la lucha es continua hasta llegar a una elección presidencial, refiere Salamanca. «Cuando se tenga una elección, la oposición debe aprovechar su posición con un chavismo debilitado».
El ex secretario de la Unidad, Ramón Guillermo Aveledo es más tajante: Hay que hacer todo para que sea este año y prepararse para todos los escenarios. La única opción que no existe es rendirse.
DATOS NO MIENTEN
El ex rector del CNE Vicente Díaz asegura que los lapsos estipulados para llegar hasta el proceso de votación del referendo son totalmente políticos y no se corresponden con los recursos tecnológicos que posee el Poder Electoral para realizar este tipo de procesos.
Díaz recalca que la realidad es completamente diferente al referendo que se realizó en 2004 contra el presidente Hugo Chávez. «Para ese año no había un sistema automatizado de identificación biométrica (SAI), no estaban registradas las bases de datos de las huellas de todos los venezolanos en un sistema único centralizado, no existía la estructura de captahuellas. No había posibilidades de transmisión directa de la data una vez concluida la votación. El nivel de avance con respecto a 2004 es notable».
Esos tiempos que se tardaron en 2004 para procesar la información no se corresponden en nada al sistema de automatización que tenemos hoy día, refiere el ex rector. «No existe ninguna razón por la cual no se pueda estar recogiendo las firmas que corresponden al 20% la semana que viene (primera semana de octubre). Esa decisión no fue técnica o procedimental, fue totalmente política, cuyo objetivo es causar retrasos».
Además, el experto en materia electoral destaca que el lapso de un mes que estableció el CNE para la revisión del 20% de firmas «es insólito pues eso no era necesario ni cuando el voto era manual. Tenemos el sistema más avanzado del mundo.
Cuando la captura de huellas reconoce al elector y la transmisión de data se hace al final de cada día como una elección, nos damos cuenta que esta decisión no es valedera de forma técnica u operativa».
Díaz recuerda que en 2004 una parte de esa elección fue hecha a mano, pues no se desplegaron las máquinas suficientes para cubrir todas las mesas.
A pesar de que no hay forma de que las máquinas tengan cargado el Registro Electoral, la captahuella garantiza que el elector no vote más de una vez y efectivamente coincidan sus datos con la cédula de identidad que presenta, explica el ex rector.
Para Díaz, es un absurdo que se pidan cuatro huellas de los dedos pues estas no son reemplazables. «Al colocar cualquiera de las huellas registradas, ya el sistema sabe quién es el elector, de manera que ese sistema que se inventó para la recolección del 1% y ahora se ratifica son excesos que persiguen retrasar el proceso».
Si bien es cierto que esas cuatro huellas no hacen falta, tampoco pueden impedir que la recolección del 20% de firmas se haga de manera efectiva y se cumpla con las metas, vaticina Díaz.
Otra de las cuestiones que no pueden ser extrapoladas al proceso del 20% es la exclusión de firmas que se realizó durante la recolección del 1% por razones como firmas planas, que no coinciden con el RE o huellas no visibles.
Díaz advierte que en esa oportunidad, las firmas fueron recogidas por agentes de la oposición en planillas de papel, mientras que en esta oportunidad se recogerán en frente de funcionarios electorales, con máquinas y dispositivos que suministra el CNE, con miembros de mesa capacitados por el CNE en centros custodiados por el Plan República, por lo que «no se puede alegar que hay huellas o firmas malas pues las recoge la misma autoridad electoral. No hay posibilidad de que inventen criterios extraños para invalidar firmas pues es el propio árbitro electoral quien las recoge».
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