Navidad en el Norte, con sabor venezolano
Arbolito. Corona navideña. Nacimiento. Gaitas. Aguinaldos. Decoraciones alusivas a la Navidad. Y mucho sabor de la tierra. Las navidades de los venezolanos en Miami no son muy diferentes a como las celebraban en su país de origen
Autor: Verónica Rodríguez
En Venezuela la Noche Buena es un evento especial y con la emigración, los venezolanos han trasladado sus costumbres a las tierras que los acogen.
Se puede decir que en Miami -en general en todos los Estados Unidos-, el 24 de diciembre no es un día muy celebrado. Suele transcurrir como cualquier otra fecha del calendario, la gente trabaja todo el día, muchos comercios se mantienen abiertos, y no todos aprovechan la fecha para estrenar ropa, cenar en familia, compartir, intercambiar regalos, celebrar la llegada del Niño Jesús (sabiendo que hay múltiples religiones y no todas celebran esta fecha) o esperar al popular personaje que trae los regalos de acuerdo con las costumbres locales: Santa Claus.
“En realidad la Navidad se celebra por el Nacimiento del Niño Jesús, así que también acudimos a la iglesia para celebrar este acontecimiento. Yo insisto en que no se debe perder esa tradición católica y mis hijos no le escriben la carta a Santa Claus, sino al Niño Jesús”, comenta María Elena Guevara, una venezolana que reside en Miami.
“Yo recuerdo de mis navidades en la infancia lo especial del momento en que se destapaba al Niño Jesús cantando aguinaldos y villancicos. Espero seguir manteniendo esa costumbre y que mi hija, que apenas tiene un año, pueda vivirla de la misma forma”, señala Roberto Diaz, un venezolano recién llegado a Miami, quien dice que se reunirá en esta fecha con otros paisanos que tienen más tiempo en la ciudad y los invitaron a compartir.
Karen Delgado, otra venezolana que se encuentra viviendo en Miami, dice que mantiene vivas las tradiciones de su tierra, pero también ha incorporado costumbres locales a sus fiestas. “Este año le compre un Elf (elfo) a mi hijo”, apunta. Explica que se trata de un personaje que durante las noches hace travesuras y cuando los niños se despiertan por las mañanas corren a buscarlo y ver qué fue lo que hizo o donde se escondió. También es quien le informa a Santa Claus sobre cómo se portó el niño durante el día. “Lo hacen en las escuelas y todos los niños tenían uno, así que ahora también está en casa y a mi hijo le divierte. Es una forma de tenerlo feliz”.
Luces, cámaras, pero poca acción
Aquí la fecha más celebrada y donde si se reúnen las familias es el día de Acción de Gracias, que se celebra el tercer jueves del mes de noviembre. Las movilizaciones por tierra y aire para esa fecha son impresionantes, ya que las familias estadounidenses suelen estar disgregadas en diferentes estados del territorio, pero se reúnen para esa ocasión.
El fin de semana que sigue a esta fiesta, es costumbre de los estadounidenses, colocar las decoraciones navideñas. Y en eso si se puede decir que se esmeran. Los pinos naturales se venden hasta agotar existencias. El gasto de electricidad se dispara en este mes, donde las luces navideñas son protagonistas. Muchas casas particulares se engalanan y los “encendidos de árboles de Navidad” en parques y plazas no faltan, con grandes celebraciones por parte de las autoridades locales. Los centros comerciales compiten con espectaculares decoraciones y se ofrecen fotos con Santa Claus por doquier. Los venezolanos se van incorporando a todas estas actividades y costumbres.
“Yo veo que aquí las navidades se concentran en el comercio y no en lo que realmente representan estas fechas. La gente hace compras exageradas y los negocios son los que ganan con la celebración de la Navidad. Pero el 24, hay mucha gente que solo llega cansada a su casa después de la jornada laboral o de salir de compras, y veo que los estadounidenses no celebran con la alegría y emoción que nosotros le damos a este día especial. Falta espíritu navideño”, dice el venezolano Luis Diaz.
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La nostalgia por la tierra que dejaron y por la familia también se hace presente en estas fechas. Alejandra Arteaga, lleva apenas un par de meses en Miami y está próxima a viajar más al norte en busca de un mejor empleo y una mejor calidad de vida.
“Serán mis primeras navidades fuera de Venezuela y definitivamente voy a extrañar a la familia. A mi hija le he explicado que este año no podemos estar comprando juguetes y ella lo entiende. Apenas estamos iniciando trámites para legalizar nuestra situación, tomará un tiempo estabilizarnos y tampoco es factible que nos visiten desde Venezuela pues la familia no ha logrado sacarse el pasaporte”, señala y agrega: “Estaremos conectados a través de la tecnología”.
Hay también muchos venezolanos que aprovechan la ocasión de las fiestas para hacer negocio y asegurarse alguna entrada de dinero. Locales y algunos particulares ofrecen comida, detalles para regalar y servicios como decoraciones. En las redes sociales -con gran cantidad de grupos a través de las cuales muchos venezolanos mantienen un punto de encuentro con su gente y con su tierra-, abunda la oferta de productos típicos navideños de la mesa venezolana: hallacas, bollitos, pan de jamón, ponche crema. Es que los ingredientes se consiguen fácilmente en cualquier rincón de la ciudad.
Algunos los compran, otros los elaboran, pero ciertamente el toque del sabor venezolano no falta en las mesas de quienes hoy se encuentran lejos de su tierra. “Nos reunimos un grupo grande para elaborar las hallacas. Incluso invitamos a amigos que no son venezolanos, sino de otros países de América Latina. Pusimos las gaitas a sonar y fue una grata experiencia”, apunta Guevara.
Y es que Miami es una ciudad multicultural, con una gran y variada comunidad hispana proveniente de distintos países. Así que es probable que la fusión de culturas – con el pasar del tiempo- también esté presente en la navidad de los venezolanos que emigraron a esta ciudad.
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