Ni una muerte más, por Teodoro Petkoff
En una ocasión el general Joaquín Crespo, el último de nuestros guerreros del siglo XIX, hombre de pelo en pecho si los había, siendo presidente pasó en coche por las vecindades de la universidad y fue pitado por los estudiantes. El clásico jalabolas que lo acompañaba le pidió autorización para echarle la policía a los muchachos. El caudillo llanero lo atajó: «Tranquilo, coronel, el problema se resuelve con no pasar más nunca por aquí».
Nos viene a la memoria la anécdota porque no se entiende el empeño del gobierno en no permitir la manifestación de hoy hasta Miraflores. El de manifestar es un derecho garantizado por la Constitución. En sana lógica, si un grupo de venezolanos solicita el permiso para manifestar ante Miraflores, el gobierno debe garantizar ese derecho, impidiendo, por cierto, que adversarios de los manifestantes marchen el mismo día, a la misma hora, en el mismo sitio. No es legal ni democrático negar a unos ciudadanos el derecho a llegar a Miraflores mientras se le concede a otros. Eso es incitar a la violencia, como lo es también coartar una manifestación. El general Joaquín Crespo habría dicho: «¿Quieren venir a Miraflores? Que vengan, pues, ¿cuál es el problema? La gente llega, grita sus consignas, entrega sus documentos y se va».
Sin embargo, a una insensatez no se debe responder con otra. Eso habría dicho también el valiente general Crespo. El pueblo venezolano no puede permitirse ni un muerto más.