Niño Jesús en apuros: aumentan los precios en dólares de juguetes
Economistas insisten en que factores exclusivos de un país con una economía e institucionalidad destruidas, como Venezuela, pueden hacer más costoso un producto expresado en dólares
Luego de que la empresa privada donde trabaja le pagara el bono en dólares de final de mes, Diego Arguinzones fue corriendo a una juguetería en La California para comprar los regalos de Navidad de sus dos hijas, una de nueve años y otra de dos. La crisis económica que atraviesa el país lo acostumbró a vivir apurado, a sabiendas de que el que se duerme con dinero en los bolsillos se lo lleva la corriente o, mejor dicho, la inflación.
Con 115 dólares pudo comprar dos juguetes importados para la pequeña, de la colección original de Toy Story de Pixar, y unas extensiones para cabello de colores para la grande. Era el viernes 30 de octubre y tuvo razón al comprar los regalos cuanto antes, pues el lunes próximo, 2 de noviembre, revisó nuevamente la tienda y los tres productos costaban cinco dólares más.
«Cuando compramos los regalos nos salió en 115, pero ya para el día lunes costaba 130. Hubiésemos gastado 130 si nos hubiésemos tardado hasta el lunes», dice Arguinzones. «Lo bueno es que son de calidad y originales, pero sumamente costosos, además que les meten la inflación en dólares. Así sean 5 dólares, sigue siendo un aumento».
El muñeco original de colección de Forky, un personaje de Toy Story 4, que dice 12 frases y se mueve en limitadas direcciones, le costó 35 dólares y el lunes siguiente estaba en 40 dólares, lo que significa un incremento de 14% en tres días. La pastorcilla Bo Peep, también de Toy Story, que pronuncia más de 10 frases, subió de 60 a 65 dólares, un alza de 8%.
Y las extensiones coloridas para el cabello pasaron de 20 dólares a 25 dólares durante ese fin de semana, lo que supuso un aumento de 25%.
Por otro lado, Diego señala que otras tiendas que su esposa y él han revisado por las redes sociales para comparar costos y buscar otras opciones de juguetes tienen precios de los mismos productos superiores a los que tenía la tienda en La California donde compraron los obsequios. «Mi esposa me dice que hay otras tiendas que venden el mismo artículo 30 ó 40 dólares más caro”.
El economista Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, afirma que los precios en dólares de las tiendas completamente dolarizadas, entre ellas las jugueterías, recogen expectativas hacia futuro, otros costos asociados que no necesariamente están relacionados con el tipo de cambio, e incluso elementos de distorsión propios de la cadena o de la dinámica comercial.
Oliveros explica que en Venezuela, la inflación va más rápido que el ritmo de devaluación, por eso los precios en divisas aumentan.
«Eso hace que los precios en divisas, o denominados en divisas, suban, porque obviamente la estructura de costo, que es la inflación, es mucho mayor que lo que sube el tipo de cambio. Por supuesto, los precios suben más lento en dólares que en bolívares, por eso la gente se refugia en el dólar, pero no hay ninguna garantía de que tú teniendo dólares no vayan a subir los precios. Es parte de la crisis de hiperinflación que tiene Venezuela».
Señala que en Venezuela se ha visto en 2020 que los precios suben más que el dólar. «En otros países, Colombia y Chile, por ejemplo, es al revés: los precios suben mucho más lento de lo que se deprecia la tasa de cambio».
Arguinzones entiende que la mayoría de los juguetes que se consiguen en los comercios se vendan en dólares porque son importados debido a la poca producción nacional. Se trata, en efecto, de un sector que se ha reducido como consecuencia de la profunda recesión que atraviesa Venezuela desde 2013.
En este sentido, el presidente de la Cámara de Juguetes de Venezuela (Cavefa), Antonio Domínguez, asegura que pese a las dificultades de la pandemia y de la cuarentena el sector ha estado trabajando para garantizar en diciembre la oferta de productos tantos elaborados en el país como importados, aunque no como en años anteriores. Señala que las empresas gestionaron la compra de insumos a partir de mediados del año y que habrá variedad en el mercado.
El cese de operaciones de importantes empresas transnacionales también achicó el sector de juguetes. En 2012, la estadounidense Mattel, creadora de la famosa muñeca Barbie y los carritos y pistas Hot Wheels, se fue de Venezuela y se trasladó a México. La compañía dijo en su momento que su decisión se debió a las limitaciones generadas por el control de precios impuesto por el chavismo, que no les permitía vender sus productos a precios que cubrieran sus costos.
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«Antes aquí había distintas productoras de juguetes y actualmente no hay nada de eso y, claro, todo lo que traen tienen que cobrarlo en dólares y te sacan un ojo de la cara. Pero uno hace lo que sea por los hijos. Si uno tiene para darles el gustico, uno hace el esfuerzo para que ellos lo tengan», agrega Diego Arguinzones.
En la mañana del 2 de noviembre, Marisela Rodríguez vio que la muñeca que le quiere comprar a su hija pequeña, de dos años, costaba ocho dólares más en comparación con el precio que tenía la semana anterior, en el mismo establecimiento.
«El mismo producto la semana pasada costaba 20 dólares y esta semana ya estaba en 28 dólares. Yo le había tomado fotos ese día, pero no por el precio sino por el tipo de muñeca, y se la enseñé a la mujer y le dije que no entendía por qué había aumentado en seis días. Al final conseguí las muñecas más baratas porque fui a otro lugar».
En este sentido, el diputado y economista Ángel Alvarado, miembro de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional (AN), asegura que factores exclusivos de un país con una economía e institucionalidad destruidas como Venezuela pueden hacer más costoso un producto expresado en dólares.
Señala que los principales factores son los costos de transacción, aduana, corrupción y costos de cuellos de botella, además de los problemas de infraestructura, la inseguridad que implica vender en Venezuela, la crisis de los servicios básicos que obliga a muchos comerciantes a proveerse ellos mismos, y los problemas para la distribución de los productos, sobre todo ahora que la escasez de combustible en estaciones de servicio ha obligado a transportistas a recurrir al costoso mercado negro.
Al Niño Jesús le toca salir a hacer compras en hiperinflación por tercer año consecutivo, pero su alcance esta vez es mucho menor en comparación con 2017. La pobreza ha seguido aumentando, afectando a 96 de cada 100 hogares venezolanos antes de que llegara la pandemia, según la Encovi. Para la mayoría, el regalo más grande que podrían recibir estas Navidades del pequeño Jesucristo sería un plato de comida.