No se hagan los locos, por Teodoro Petkoff
Dijo Hugo Chávez en Montevideo: “Todo esto es planificado. Es un plan del imperialismo”. Pero Chacumbele no habla ni siquiera para denunciar los pormenores del plan del imperio. Tampoco lo hace Ramírez, el de Pdvsa. Aquí sólo habla el Fiscal para decir sus consabidas gafedades y también Pedro Carreño para recitar su sketch de «Radio Rochela». De resto, mientras en Argentina fue renunciado el ladronazo de Claudio Uberti —quien, de paso, parece ser alto pana de Chacumbele, dada la familiaridad con la cual éste lo interpelaba—, una jueza debió dejar el caso — “por decoro”, dijo ella, para disimular su contubernio con los choros kirchneristas— y hasta el chulo K tuvo que tartamudear la banalidad de siempre — “caiga quien caiga” —; en nuestro país no se produce ni una palabra que indique un mínimo sentido de responsabilidad. Nuestro gárrulo presidente sólo ha atinado a soltar su sempiterna trivialidad sobre el “plan del imperio”. Más nada. Su ex vicepresidente, el “periodista” JVR, logra el milagro de hacer un programa de una hora en TV y escribir una página de babiecadas en Últimas Noticias sin siquiera mencionar el caso de la maleta millonaria. Ya hizo meritos para el Premio Nacional de Periodismo.
Pero el país necesita una explicación. Más aún, exige una explicación. El gobierno está emplazado. No puede ser que continúe haciéndose el loco. La gravedad de este caso es imposible de maquillar. Si Antonini ha viajado a Argentina 12 veces en lo que va de año, ¿cuántas valijas iguales no habrá contrabandeado? En Argentina sospechan —y nosotros también— que, además de la de Antonini, había otras valijas millonarias en ese vuelo, sólo que Uberti y sus acompañantes se escurrieron rapidito, seguramente amparados en sus pasaportes diplomáticos. ¿Cuántos millones de dólares han producido estos guisos argentinovenezolanos? Vielma Mora ha dicho que Antonini tiene contratos con Pdvsa. Antonini —a quien conocen como “La Mula” en los bajos fondos financieros locales, así que no debe ser la primera vez que lleva maletines de esa clase— está estrechamente relacionado con Venoco. Incluso corre costosísimos carros con calcomanías de la empresa y también del gobierno. Antonini está relacionado con el vicepresidente de Pdvsa y presidente de Pdvsa Argentina, Diego Uzcátegui. ¿Puras casualidades? ¿Nada que investigar, Isaías? ¿Todo “normal”, Carreño?
Cuando Hugo Chávez se alzó el 4F todo su programa se reducía a la lucha contra la corrupción. Sin embargo, hasta ahora no hay nadie preso, excepto los del central azucarero de Sabaneta —y eso porque la denuncia provino de esa suerte de agente libre del chavismo que es Díaz Rangel—. Pero guisos gigantescos, como la colocación de los bonos argentinos en el mercado venezolano, permanecen impunes, al igual que los desvergonzados negociados de Pdvsa. Hay delitos, pero no delincuentes. Antonini sacó a la luz un gran guiso transnacional. El “antiimperialismo” mostró su verdadera faz: la de Al Capone. El país exige claridad y sanciones. De este albañal tienen que salir algunas ratas presas.