Nueva ola de migrantes pone a prueba capacidad de atención de autoridades colombianas
Colombia comenzó a registrar un nuevo ingreso de migrantes venezolanos por pasos ilegales y estima que en los próximos meses la población de venezolanos llegue a dos millones
Cuando comenzó la pandemia por el coronavirus, muchos de los migrantes venezolanos que estaban en distintas naciones de la región comenzaron a retornar al país por la imposibilidad de mantenerse en otras naciones sin empleo, sin poder pagar el alquiler y sin poder adquirir alimentos. Naciones Unidas estima que más de 100.000 venezolanos regresaron al país cuando no pudieron seguir ganándose la vida en tierras extranjeras.
Sin embargo, aun en medio de la crisis por la covid-19, una nueva ola de migrantes está ingresando de nuevo a Colombia, el país que alberga la mayor cantidad de connacionales (cerca de 1,7 millones). Los que regresaron dicen que fueron estigmatizados por el gobierno de Nicolás Maduro por alimentar la enfermedad y terminaron en una existencia precaria que se vio empañada por apagones, delitos y escasez crónica de combustible.
Human Rights Watch, en un informe de esta semana, dijo que los migrantes retornados se han enfrentado a un trato abusivo por parte de las autoridades venezolanas, que incluye ser retenidos en hacinados centros de cuarentena y con acceso limitado a alimentos y agua.
A pesar de que las fronteras se mantienen cerradas, Migración Colombia empezó a reportar el ingreso de venezolanos por paso ilegales hace aproximadamente un mes.
El director general de Migración Colombia, Juan Espinosa, dijo la semana pasada que la población de venezolanos en Colombia podría llegar a alrededor de dos millones de personas en un período de tres a cinco meses, una vez que se reabra la frontera, frente a los 1,73 millones de fines de fines de julio.
En San Cristóbal, estado Táchira, son más visibles los grupos de adultos y niños así como de mujeres embarazadas, algunos van en muletas y sillas de ruedas, y todos llevan la misma meta: salir de Venezuela porque no pueden sobrevivir.
Residentes de San Cristóbal intentan apoyar a la nueva ola de migrantes ofreciéndoles consejos sobre las rutas más cortas o ayudándolos a evitar los bloqueos y retenes establecidos por la policía y la Guardia Nacional.
La renovada migración amenaza con engrosar las filas de la diáspora venezolana en toda Sudamérica, una situación que ha sido descrita en los últimos años como una crisis de refugiados sin precedentes y en proporciones nunca vistos en la región.
Solidaridad en Las Delicias
Desde el pasado 7 de octubre, vecinos de Las Delicias, Capacho Viejo (Táchira) han visto pasar caravanas de caminantes que se dirigen hacia la frontera rumbo a Colombia. Familias enteras, madres con bebés en brazos, adultos mayores y personas enfermas, conforman estos grupos que vienen en su mayoría de estados del centro del país y hasta de Nueva Esparta.
La primera oleada en llegar a Capacho Viejo pernoctó donde los agarró la noche. Ante esta situación vecinos de la zona se organizaron y comenzaron a recolectar alimentos para ofrecerle a “los caminantes” –así los llaman en Táchira– una merienda, algo que llevarse a la boca y que los ayudara a recuperar fuerzas para seguir adelante.
Luego, tras el acuerdo de todos los habitantes de la localidad andina, decidieron abrir la cancha de usos múltiples de la zona para que sirviera de albergue, “una parada” donde “los caminantes” pudieran descansar un poco, ir al baño y comer algo.
“A los que llegan en la noche se les permite dormir en la cancha, y se le ha ofrecido cena y desayuno. Y en algunos casos, como personas mayores, enfermos y mujeres con bebés, han sido alojados, por una noche en casa de alguna persona de la comunidad”, cuenta un habitante de Las Delicias, que solicitó mantener su nombre en anonimato.
De acuerdo a registros de los vecinos que llevan adelante esta ayuda, han atendido a más de 4.500 personas. Solo el fin de semana del 10 y 11 de octubre asistieron a 1.000 caminantes.
El relato de la mayoría es similar: emprendieron camino para huir de la difícil situación económica y social que atraviesa el país. También, similares son las denuncias.
Jennifer Aveño llegó de Anzoátegui junto a su esposo y sus cuatro hijos, uno menor de un año. Hicieron la travesía de “cola en cola” y en algunos tramos tuvieron que caminar, sobre todo para pasar las alcabalas desplegadas en todo el país y que se multiplicaron con el Estado de Alarma decretado desde el pasado marzo.
“Para pasar, en carro, en las alcabalas los oficiales nos cobraban en pesos, 80 pesos o dólares. Si no pagábamos teníamos que pasar caminando”, contó Jennifer a los vecinos que atienden la cancha, sin revelar cómo llegaría a la nación neogranadina.
“Estamos pasando necesidad. El trabajo que tenía mi esposo ya no nos rendía. Aquí ya no podemos, el dinero no rinde, el dólar sube cada día más y hay desempleo”, explicó la mujer, quien emprendió camino el pasado 9 de octubre y tiene como destino Perú, donde los espera su cuñada.
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Más seguridad por los migrantes
Las autoridades colombianas informaron desde el Puente Internacional Simón Bolívar, que aumentarían la seguridad en la zona de frontera con el fin de evitar el tránsito ilegal por la zona limítrofe de venezolanos.
El mayor general Ramiro Castrillón Lara, comandante de la Región de Policía número cinco, dijo que tienen detectadas 17 trochas en las que habrá una presencia permanente de uniformados e instó a que se denuncien esos otros pasos no autorizados.
El municipio de Pamplona es uno de los que presenta, en la actualidad, mayor cantidad de venezolanos; por lo que coordinaron con las autoridades de la zona «para mitigar la cantidad de problemas que se han presentado en la zona por la concentración de venezolanos en el lugar», dijo uno de los jefes de la Policía de la Colombia.
En este sentido, el secretario de fronteras, Víctor Bautista, aseguró que se estará haciendo una revisión especial en Pamplona, ya que existe una emergencia sanitaria por falta de protocolos de bioseguridad y por la alta cantidad de caminantes que llegan a esta población sin que se les haya realizado ningún tipo de pruebas para descartar la covid-19.
Bautista pidió a las autoridades venezolanas que alerten a la población sobre los peligros de migrar a Colombia con las condiciones sanitarias actuales, pues «no están listas para atender el flujo migratorio». Del mismo modo, el secretario de fronteras resaltó que no tienen capacidad para hacer entregas de comidas a los migrantes concentrados en el sector de La Parada, en Cúcuta.
Del mismo modo, el funcionario policial dijo que los venezolanos que cuenten con su Permiso Especial de Permanencia (PEP) y que no tengan antecedentes podrán transitar libremente por Colombia. Indicó que los migrantes venezolanos que no cuenten con la documentación necesaria serán atendidos por Cruz Roja y la ONU, y quienes tengan antecedentes penales serán entregados a Migración Colombia para el debido proceso de deportación.
Víctor Bautista también recordó que se mantiene el corredor humanitario para el paso de personas que presentan condiciones de salud de urgencia, con unos protocolos definidos, en los pasos fronterizos legales.
José Luis Muñoz, vocero de la ruta de atención a migrantes, aseguró a W Radio que en Pamplona tienen “un problema de salubridad pública y en la vía hacia Bucaramanga, mucha gente durmiendo en las calles y en las vías de Norte de Santander a bajas temperaturas”.