Nuevas andanzas de Isaías, por Simón Boccanegra
Por ahí salió un grupo de sujetos, con una fenomenal vocación de sapos, pidiendo a la Fiscalía que acuse y meta presos a los ciudadanos que viajaron a Puerto Rico a reunirse con los publicistas de la campaña del NO en Chile, que derrotó a Pinochet. Además, solicitaban los mencionados sapos (cuyas caras patibularias eran totalmente cónsonas con su condición batracia) que el director de este diario y otras personas fueran también investigadas y, eventualmente, «privadas de libertad» por su supuesta participación en una conspiración golpista.
Cuando los vi y oí debo confesar que me cagué de la risa. El pobre diablo que servía de vocero, difícilmente pegaba una frase con otra y todo era tan truculento que llevaba a preguntarse si la Fiscalía podría tomar en serio esas imbecilidades. Después supe que esta genialidad salió de las pocas neuronas que le quedan activas a aquel infeliz que ejerció la Fiscalía durante varios años, el inefable poetastro Isaías Rodríguez.
Entonces, entendí todo. Sólo esa mente torpe podía parir semejante engendro. Sólo el gran lector de ojos sinceros, el hombre que fue capaz de descubrir qué porcentaje de las palabras de su «testigo estrella» -aquel que, según Isaías, «vio, olfateó, gustó, toco y oyó» los pormenores de la conspiración para matar a Danilo Anderson- era verdadero y cuál no; el mismo tipo que ha sido denunciado por varios de sus fiscales de haber mentido y fraguado toda aquella mamarrachada para incriminar a personas inocentes en el abominable crimen; ese mismo sujeto torpe, y encima bruto, podía inventar esta nueva patraña.
En el fondo, Isaías es digno de lástima. Ya no encuentra qué hacer para que Chacumbele le pare bola y lo mande aunque sea como secretario del consulado en Zambia.
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