Ojo con el vivo inútil, por Simón Boccanegra

Tengo días estrujándome el cerebro tratando de imaginar cómo es que funciona la última tontería surgida del ya estéril cerebro de Rangel, vivo inútil. Eso que él denomina “efecto Madrid”. Esto es, el que estaría procurando la oposición con no se sabe qué clase de acción especial, que según nuestro ya esperpéntico personaje debería voltear a favor del Sí el resultado electoral, tal como en España lo habría producido, a favor del PSOE, el atentado de Atocha. Sin embargo, no doy con la cosa. Pero me preocupa su insistencia porque Rangel podría estar anunciando un “incendio del Reichstag”. No hay nada más peligroso que un frustrado, lleno de complejos, presa de la desesperación. Quien una vez le dijo a García Márquez, en 1972: “Yo voy a mandar en este país”, para terminar de sumiso valet de un caudillo que lo desprecia y de cuyos testículos está colgando desde hace años, debe estar angustiado ante la perspectiva de perder el mendrugo que rumia con tanto despecho. ¿Qué estará tramando el vivo inútil con la única neurona que le queda activa?