ONG afirma que en Caracas se paga el agua más cara del mundo
El estudio realizado por Ciudadanía sin Límites reveló que la gente invierte al menos 30 minutos diarios para cargar o almacenar agua
El presidente de la ONG Ciudadanía sin Límites, Jesús Armas, denunció que el servicio de agua en Venezuela está parcialmente privatizado, ya que la crisis por el recurso se ha agudizado durante la pandemia por el covid-19 y eso ha llevado a muchas personas -en especial Caracas- a pagar altas sumas de dinero para poder obtenerlo, lo que resulta uno de los más caros del mundo; aunque reconoció que otros reciben el servicio prácticamente gratuito.
“En Odese, Dinamarca, la ciudad con el servicio de agua potable más caro entre los países desarrollados, la factura por el servicio es de $10,5 por cada 1.000 litros; mientras que en Caracas se pueden pagar hasta $20 por 1.000 litros de agua. Además, en Dinamarca el servicio es por tuberías y el sueldo mínimo es de $2.580 mensuales, suficiente para pagar la factura del agua, pero en Venezuela con un salario de apenas $1.52 al mes, el agua no es asequible para los venezolanos lo que vulnera el derecho humano al agua de sus habitantes”, denunció Armas según una nota de prensa.
Indicó que entre los meses de mayo y junio en Caracas, los ciudadanos gastaron cerca de 13,2 millones de bolívares en cisternas, cuyo costo promedio es de $65. Aunque cuando existe una mayor escasez del recurso, el precio por el agua puede llegar hasta los $100, lo que hace que poder disfrutarla sea un verdadero lujo y aunque en varias comunidades gastan casi $10 dólares a la semana para tenerla, muchos no tienen dinero y pagan con productos alimenticios.
*Lea también: Analistas: Rafael Simón Jiménez hizo el mandado y avaló elecciones sin garantías
La situación con el agua ha llevado a los ciudadanos al almacenamiento de la misma en la mayoría de los contenedores disponibles en sus residencias y no gastar en cisternas, según el estudio levantado por la ONG Ciudadanía sin Límites. Armas dijo que son pocos los hogares que pueden aguantar más de una semana sin agua, por lo que la distribución de agua en los hogares -de dos veces a la semana- se invierten 30 minutos diarios para almacenarla o cargarla.
Jesús Armas añadió que la calidad del agua ha desmejorado y actualmente se registran fallas en los procesos de potabilización y poco mantenimiento de los embalses, además del deterioro de la red de tuberías por las que transita el agua antes de llegar a las comunidades. Debido a esta situación los caraqueños han optado por comprar o recargar agua en botellones gastando en promedio Bs. 310.000 semanales, entre los meses de abril y junio.
“Los caraqueños y, en general, los venezolanos vivimos con racionamiento de agua constante; cuatro de cada 10 caraqueños afirmaron no recibir agua en la semana, lo que conduce a una privatización parcial del servicio de agua, donde los particulares son quienes proveen un servicio que debería ser público”, agregó.
Actualmente 93,8% de los hogares de Venezuela –uno de los 10 países con mayores reservas acuíferas del mundo– almacena agua potable, según se desprende de un estudio realizado por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP), en diciembre de 2019. “Este escenario creó las condiciones para el nacimiento de figuras conocidas como ‘los pimpineros’: personas que adecuan medios de transporte artesanales para trasladar diferentes recipientes de diversos tamaños desde otras fuentes que podrían ser tomas improvisadas, hasta la puerta de los distintos hogares”, reseña la organización.
La solución que encontró la administración de Maduro fue la compra de 252 cisternas para surtir a más de la mitad de la población. Según el exvicepresidente de operaciones de Hidrocapital, Norberto Bousson, lo que se invirtió para adquirir camiones cisternas era suficiente para reparar alguno de los sistemas de bombeo de agua por tubería más importantes del país.
*Lea también: «Cerré los ojos para no ver la muerte», cuenta periodista que vivió explosión en Beirut
Once años llevan los caraqueños sin contar con un servicio de agua regular. Abrir los chorros y lograr que salga agua por las tuberías se volvió algo extraordinario, un lujo, un recuerdo, una idea lejana y ajena.
Al ministerio encargado de la gestión del agua le han cambiado el nombre cuatro veces, 13 ministros del chavismo han desfilado junto a una larga lista de excusas, pero en ningún caso han podido explicar por qué lo que se suponía era un plan de racionamiento asociado a la sequía, lleva más de una década empeorando hasta convertirse en una ausencia absoluta del suministro que le está costando la salud y la calidad de vida a más de 5 millones de personas que habitan la Gran Caracas, un área que cuenta con un sistema de distribución instalado que se podría surtir de los 10 embalses que lo rodean.