¡Pa’ megalómano yo!, por Simón Boccanegra
Según informa Diosdado, al menos en la precampaña electoral, los candidatos del Psuv tienen prohibido colocar afiches, vallas y pendones con sus rostros. «Aquí no estamos vendiendo caras» dice el próximo ex gobernador de Miranda, sino «el proyecto socialista». Debe sobre entenderse que siendo Chacumbele la encarnación del «proyecto socialista», el único rostro que debe aparecer es el del hijo ilustre de Sabaneta. Es la aplicación de la doctrina que estableciera Chacumbele cuando negó a gobernadores y alcaldes una segunda reelección, al mismo tiempo que postulaba la suya como indefinida. Dice Diosdado que «no puede haber mandatarios que se sientan reyezuelos». ¡Así es, mi caballo! Aquí el único reyezuelo es el de Miraflores y su sagrada efigie es la única que pueden adorar sus fieles. La única cara que puede ser vendida es la de Chacu. A Diosdado hay que agradecerle uno no sabe si la franqueza o el cinismo. En estos días dijo que los votos son de Chávez y que ningún candidato del Psuv por si sólo tenía chance. Para que nadie se molestara puso su propio ejemplo. «Si yo me lanzo por mi cuenta (es decir, si Chacumbele no le levanta el brazo y no lo monta en su carro), no saco ni el 3% de los votos». Así mismito dijo. Si no lo creen búsquenlo en Ultimas Noticias del domingo 31 de agosto. Confesión de parte, llaman eso. «Sin Chávez no valgo un carajo» es lo que aseveró, en otras palabras. Una periodista chavista a quien le comenté la salida de Diosdado me contestó «¿Y no es verdad, pues?» Le sentí un retintín en la voz que sonaba a «todos son unos infelices que sin Chávez no serían elegidos ni en su condominio». Seguramente la periodista, que los conoce, sabe de lo que habla.