Pa-re-je-ro, por Teodoro Petkoff
Parejería. No hay otra palabra para definir el cambio de agenda en los viajes del Presidente. Sólo por parejero se le puede ocurrir que estos viajes improvisados, engorrosos hasta para sus posibles anfitriones, pueden tener alguna utilidad. Los viajes de jefes de Estado son preparados con meses de anticipación, precisamente para que sean algo más que toques irrelevantes. En este caso el pretexto ha sido la defensa de los precios del petróleo. Absurdo. Precisamente, estaba prevista una reunión en Lisboa, este viernes 19, de los ministros de petróleo de los países OPEP y no-OPEP. Fue aplazada, para sustituirla por estos contactos personales con los jefes de Estado de países que en este momento están directamente involucrados en los eventos que tienen como epicentro a Afganistán. Pura parejería.
Los precios del petróleo están sometidos, actualmente, a la acción de factores sobre los cuales puede poco la voluntad humana. Ya desde antes de la guerra los precios habían entrado en la parte descendente del ciclo. Lentamente comenzaron a deslizarse por el tobogán. Después del 11S, la caída se aceleró. Una variable está pesando con mucha fuerza: la desaceleración de la economía mundial. Tanto en Estados Unidos, como en Europa y Japón, la actividad económica está precipitándose en una fuerte recesión. Ya se sabe lo que eso comporta: menor demanda, precios a la baja. Frente a esta perspectiva, el Presidente debería concentrarse en la preparación de un plan para hacer frente al probable descenso de los ingresos petroleros y no petroleros y su efecto sobre el fisco y la economía nacional. Pero no. Chávez prefiere el gesto espectacular. Como la mosca de la fábula de La Fontaine, que posada sobre el lomo del caballo que tiraba del coche, se vanagloriaba de que era ella quien lo movía, Chávez se desplaza en el escenario mundial pensando que puede influir sobre sus actores más importantes. ¿Se imagina Chávez que Putin va a participar de una política de defensa de los precios por la vía de los recortes, cuando Rusia está apoderándose de todo espacio de mercado que otros abandonan? Respecto de otros socios importantes de la OPEP, ya Chávez debe estar descubriendo por qué alguien bautizó a la organización como un Club de Pinochos. Nadie respeta las cuotas porque la batalla es por los mercados. Desde luego, no está mal que Venezuela insista en la disciplina en el seno del cártel, pero para eso están los mecanismos de la diplomacia y de las consultas a nivel de ministros. Estos epilépticos saltos de rana presidenciales se agotan en el puro gesto. No hay sustancia en ellos. Parejería, pues.
Desde luego, nuestra crítica no se plantea desde el ángulo de la «peligrosidad» geopolítica del viaje. Si se justificara, desde el punto de vista de los intereses de su país, un jefe de Estado no tiene por qué abstenerse de la diplomacia personal. De hecho, Blair ha recorrido medio mundo en plan de articular la alianza antiterrorista. Powell está, en este momento, en Pakistán. Y así. Pero es que los brincos de Chávez están totalmente fuera de contexto. Pura parejería