Papita, maní, tostón; por Teodoro Petkoff
El hombre está picadísimo. Lo de «Venezuela sin Esteban» y lo de «Tas Ponchao» le han provocado reacciones que desbordan el ridículo para rayar en el infantilismo. Que alguien, para el caso Laureano, pueda mamar gallo, especulando acerca de cómo sería este país sin «Esteban» en la presidencia, lo llevó antier a divagar un rato larguísimo acerca de mantenerse en el cargo hasta sus 77 años. Hace algún tiempo, esas salidas producían irritación. Ahora, ni eso.
Parecen cosas de un muchachito regañado, amenazando con «portarse mal». Sabe que tiene fecha de vencimiento, en 2012, y la perspectiva lo lleva a refugiarse en bravatas de niño malcriado. «¿Quieren que me vaya? ¡Ahora no me voy!» El «Tas Ponchao» lo tiene ardido. Él, que se vanagloria de su pasión beisbolera, no soporta que le apliquen una expresión clásica de ese deporte, que se ha hecho parte del habla coloquial venezolana para calificar desempeños negativos o fracasos. Que le hablen de la ineficiencia de su gobierno en términos corrientes no le duele tanto como que le digan, a él, que sacrificó su carrera en las Grandes Ligas por la militar, que está ponchado, supera su capacidad de resistencia. ¿»Ponchao» yo? Hasta una caimanera de softbol convocó, con amplio despliegue mediático, para que el país entero pudiera ver que Esteban no se poncha nunca. Desde luego, el pitcher contrario, encima de que era softbol, se cuidaba de ponérsela bombita para que no corriera ningún riesgo de quedarse con la escopeta al hombro.
Con lo de que le convoquen un revocatorio se ha puesto fastidioso. A cada rato vuelve con ese macán. Seguramente le saca la piedra que nadie le pare bola e insiste a ver si alguien cae en la trampa y le responde en serio. Es una regresión pueril. Nuevamente es el chamo que se pone una pajita en el hombro y reta a otro a que se la quite para entrarse a trompadas. Lo que ocurre es que a pesar de sus esfuerzos para que no se le tome en serio, el hombre se ha vuelto un muy serio problema para este país y la necesidad de derrotarlo en las elecciones parlamentarias es crucial para avanzar hacia el horizonte 2012, cuando los venezolanos, es de esperar, arreglemos cuentas con Esteban y le demos el cargo de jefe de la oposición, si es que Diosdado no tiene otra idea sobre el asunto.
Entre tanto, el pitcher, cuarto bate y novio de la madrina se ha quedado sin bullpen. Ahora, no sólo recicló a Jaua, quien debutó en su nueva chamba con un histórico templón en salva sea la parte, sino que exhumó a Farruco Sesto y lo repuso en el minpopo Cultura, donde seguramente volverá a crear el ambiente de intolerancia y discriminación que fue propio de su primera gestión. Cómo será de siniestra la perspectiva de su retorno, que no ha pasado ni un día y ya hay gente añorando a Soto, quien sin los pujos intelectuales de Farruco, sin embargo, no hacía demasiado ruido. Bueno, así va el reino. La Mesa Democrática tiene la palabra.