Pa´que vos veáis, por Teodoro Petkoff
Autor: Teodoro Petkoff
El CNE, pese a la opinión de algunos rectores que se habían manifestado en contra –lo cual nos “obsequió” un fin de semana bastante tenso–, aprobó abrir a los observadores internacionales las puertas de las dos salas técnicas donde se tomarán las decisiones finales en relación con las firmas.
Prevaleció la sensatez en el organismo comicial y el asunto se resolvió sin mayores sobresaltos, de modo que tanto el Centro Carter como la OEA tendrán acceso a esas instancias. Es obvio que lo que el presidente Chávez denominó “complejos nacionalistas” habría podido crear una situación muy delicada.
Sobre todo para la OEA, y para el propio Centro Carter, habría sido imposible permanecer en el país de haber predominado el injustificable punto de vista contrario a su rol de veedores. Terminó bien, pues, este nuevo episodio del largo y penoso pulseo que caracteriza el camino hacia el RR. Seguramente el ex presidente Carter contribuyó mucho a despejar las aprensiones, con su paciente y tenaz esfuerzo.
En su rueda de prensa final, Carter dijo también varias cosas interesantes. Tal vez la más importante es la que llamó la atención sobre el hecho de que “errores técnicos” que no configuren una trampa no pueden llevar al CNE a desconocer la voluntad y el derecho del ciudadano a firmar. “Mi opinión”, dijo Carter, “es que cualquiera que sea el conflicto entre algún error técnico y el deseo del ciudadano de firmar, el beneficio de la duda debe ser dado al ciudadano”. No es que esto sea una novedad y, de hecho, Carrasquero en alguna de sus declaraciones iniciales apuntó en el mismo sentido, pero vale la pena subrayarlo porque las aprensiones que expresamos en nuestro editorial del lunes pasado ( “¡Mosca, Carrasquero!” ) no son gratuitas. Cuando nos enteramos de que centenares de planillas han sido colocadas en observación en unos casos porque la huella digital es “demasiado perfecta” (lo cual sería “sospechoso” ) y en otros porque “es un borrón”, no podemos sino pensar que se está ante una tentativa marrullera de declarar inexistente a un ciudadano que firmó.
En este sentido, queremos reiterar nuestra preocupación. Jorge Rodríguez ha dado una declaración tranquilizadora al señalar que funcionario del CNE que entorpezca el proceso “se va”, lo cual significa que admite la posibilidad de que haya funcionarios “saboteadores”.
Queremos confiar en que las denuncias que se formulen, con nombre y apellido, respecto de algunos funcionarios cuyas conductas no estuvieren completamente claras serán atendidas, verificadas y evacuadas conforme a lo que revele la averiguación. Insistimos en que los rectores deben estar muy pendientes de lo que ocurre en los niveles inferiores del organismo, porque es allí donde las actas solían matar a los votos.
El ex presidente Carter insinuó, además, que tal vez el plazo para culminar la revisión de las firmas se alargue “un poquito” (dos semanas, fue su estimación), dado el “enorme volumen” de firmas a verificar. El CNE insiste en que eso no ocurrirá, pero tendemos a compartir la apreciación de Carter, sobre todo porque también puede ser leída como una advertencia de que solamente retardos menores y plenamente justificados serían admisibles. Los de otra clase podrían entrar en la categoría de tricks.