Paracos y GN en San Antonio-Ureña, por Simón Boccanegra
Hoy termina este minicronista de transcribir las informaciones y reflexiones de su amigo gocho sobre la situación en el Táchira y en particular en la frontera. Esta consideración final merece más de una reflexión porque ella habla de esa extraña relación que se establece entre extorsionadores y extorsionados, en la cual los segundos terminan por consentir la falsa seguridad que «venden» los primeros, pagando la «vacuna» como una alternativa a los impuestos nacionales y municipales que no tienen como contrapartida una eficaz garantía de la seguridad ciudadana, que los «vacunadores» sí dan, con sus métodos expeditivos de pena de muerte por cualquier delito, por insignificante que sea. Leamos al gocho. «Hasta ahora los paracos han demostrado que tienen control, influencia y poder en el eje San Antonio-Ureña. Una demostración fue la especie de `paro cívico’ que decretaron hace dos semanas, cuando absolutamente todos los comerciantes obedecieron, cerrando sus negocios, pues los paracos advirtieron que quien no cerrara sería multado con 15 mil bolívares fuertes o más, dependiendo de la clase o tamaño del negocio. Ese día la frontera estuvo tan muerta como cualquier primero de enero.
Las autoridades militares que salieron a la calle a `garantizar’ el orden de quienes abrieran sus comercios, se quedaron estupefactas ante la obediencia estricta prestada por el comercio y la población de San Antonio y Ureña. Pero es de destacar que tales paracos, durante más de diez años fueron alcahueteados y estimulados por la misma GN, que ahora pretende controlar y someter ese monstruo. Pero aquellos polvos trajeron estos lodos».