Patria y vida, por Héctor Pérez Marcano
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Me imagino que Raúl Castro jamás pensó que el pueblo cubano se rebelaría contra el régimen que durante 62 años ha controlado férreamente a la sociedad cubana.
Ha sido asombroso ver las imágenes en los noticieros. Las imágenes de la rebelión del pueblo cubano contra el dominio de una casta militar que junto con el Partido Comunista cubano ha logrado durante 62 años someter y acallar cualquier intento de protestar demandando soluciones a los graves problemas que aquejan a Cuba.
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Los hermanos Castro tienen un récord difícil de igualar: destruyeron dos economías que en 1959 eran de las más prósperas.
Una de las consecuencias de tal situación es que el régimen depende ahora de los ingresos que produce el narcotráfico, porque Venezuela es ahora un narco-Estado que alberga en su seno a varios mini-Estados, controlados por los grupos armados que operan con impunidad en territorio venezolano, ya que nuestras FANB no ejercen un control soberano sobre nuestro territorio.
Ya es público y notorio que nuestra integridad territorial está siendo afectada, ya que el régimen apela a toda clase de corruptelas para lograr los ingresos que le permitan mantener su política populista que necesita sostener para lograr la adhesión dependiente de un 10% de la población.
Patria y vida y Libertad son las consignas con las que el pueblo de Cuba, al fin, se ha rebelado. Una brutal represión ha sido la respuesta y el regreso a la escena de Raúl, ya que Díaz Canel es un presidente de paja que obedece lo que Raúl decida.
La crisis cubana ya es terminal y a Raúl ya no le quedan cartas que jugar. Hay que reconocer que lo ha intentado todo; así lo demuestran sus informes a los últimos congresos del PCC, pero se encontró con el dilema que es típico de los regímenes totalitarios cuando la apertura económica trae aparejada una presión política que obliga a represión.
Así como a los chinos les tocó enfrenar la rebelión de Tiananmen, Castro debe haberse preguntado cómo abrir el puño económico y simultáneamente mantener cerrado el político. La conclusión es que tal dualidad no funciona y termina creando una crisis que se convierte en terminal.
Maduro, imitando a Raúl, está pretendiendo seguir ese camino. El resultado será el mismo fracaso total en medio del descontento que ya asoma en sus filas. La lección de Cuba debería tener para Maduro una lectura que le permita entender que debe sumarse a los esfuerzos por una solución negociada de la crisis en la que él pueda, todavía, salvar del desastre político de su régimen una parcela política que le permita sobrevivir. De lo contrario lo que vendrá es aquello «cuando veas la barba de tu vecino arder…».
El drama de Cuba es aleccionador. Un régimen que ha tenido dos poderosos subsidios y, sin embargo, han fracasado; lo cual confirma que ninguna versión del socialismo es viable.
Todas conducen a la quiebra de la sociedad que lo intente. Raúl y Maduro están acompañados en su fracaso de Stalin, Brezhnev, Gorbachov, Mao Zedong. La hambruna de Mao, que mató a millones de chinos, las de Kim Il Sung que igualmente mataron millones de coreanos, la del dictador actual coreano Kim Jong-un, todos ellos confirman que solo la democracia puede crear las condiciones parar generar un estado de bienestar como el de los países nórdicos.
La oposición debe redoblar los esfuerzos para que Maduro no sabotee el diálogo. La última ola represiva es una provocación.
Héctor Pérez Marcano fue dirigente político y diputado del Congreso de la República.
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