Petróleo huele a queso, por Teodoro Petkoff
En enero de este año el ministro de Energía y Minas, Rafael Ramírez, firmó un contrato con la empresa norteamericana Free Market Petroleum para comercializar crudo venezolano en Estados Unidos con destino a las reservas estratégicas de ese país. Los términos económicos del contrato no han sido hechos públicos ni allá ni aquí.
Ayer The Wall Street Journal publicó un extenso trabajo sobre el asunto en el cual se apunta que este proceso “no es tan transparente como debería ser”. En efecto, existen varios cabos sueltos. En primer lugar, ¿por qué esta operación comercial la adelanta el ministerio de Energía y Minas y no, como sería lo normal, la propia Pdvsa? El ministerio dirige la política petrolera del país pero de la extracción y comercialización del crudo se encarga la empresa. La explicación suministrada por Alí Rodríguez de que se trata de un petróleo con el cual Pdvsa pagará regalías en especie al Estado venezolano y que este a su vez puede comercializarlo, es absurda por forzada. El Estado no cobra regalías en especie a su propia compañía. Podía haberlas cobrado de ese modo (aunque nunca lo hizo), a las antiguas concesionarias extranjeras, para obtener por ese crudo, eventualmente, un mejor precio en el mercado, pero siendo Pdvsa empresa estatal no se entiende porque debería pagar regalías en especie, puesto que es imposible que el ministerio comercialice petróleo a precios diferentes a los que lo hace la empresa.
En segundo lugar, las reservas estratégicas de Estados Unidos son surtidas por petróleo crudo que pagan como regalías las compañías que operan off shore, es decir, costa afuera, en aguas bajo control federal de aquel país. De modo que Free Market actúa como intermediaria entre el ministerio de Energía y Minas y las compañías que operan costa afuera en Estados Unidos. La pregunta pertinente es la que se hace The Wall Street Journal: ¿por qué no hay negociaciones abiertas entre Pdvsa y el mercado sino que entra en acción un intermediario en una operación triangular completamente innecesaria? Para decirlo con palabras del diario yanqui: “Estas operaciones comerciales producen suspicacias porque introducen un tercero como intermediario en transacciones comerciales que previamente tenían lugar directamente entre Pdvsa y sus compradores, típicamente refinerías y compañías petroleras internacionales”.
¿Quién es este intermediario? Free Market es una empresa pequeña y relativamente desconocida en el mercado petrolero gringo porque apenas tenía dos meses de vida para la época en que se firmó el contrato. Su presidente es Jack Kemp, antiguo parlamentario y candidato a la vicepresidencia en 1996, con una (mala) reputación como “trajinador” de alto coturno. Bernardo Alvarez, embajador venezolano en EEUU, declaró que el gobierno nuestro firmó el contrato con Free Market después de las conversaciones entre esta empresa y el Departamento de Energía de EEUU con vistas a suplir las reservas estratégicas de ese país.
Sin embargo, siempre según The Wall Street Journal, el Departamemto de Energía aclaró que “actualmente no mantiene acuerdos comerciales con Free Market Petroleum por ninguna razón”.
Kemp, obviamente, se embolsilla una comisión jugosa. ¿Sería muy malpensado imaginar que con alguien partió la cochina en esta tierra de gracia?
¿Podría nuestro campeón del nacionalismo darnos una explicación sobre este turbio asunto en su perorata del próximo domingo?